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Introducción

La violencia es un tema importante en toda sociedad debido al alto impacto que representa en múltiples rubros. México, al igual que muchos países de América Latina, tiene una importante tasa de homicidios: 18.1 por cada 100 mil habitantes; esta situación colocaba a los homicidios en el quinto lugar como causa de muerte hasta 2010, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ciertamente el homicidio es la consecuencia más grave de la violencia física dirigida de un individuo a otro; sin embargo, representa sólo el final de una gama de tipos y gravedad cuyo cuerpo incluye insultos, humillaciones, golpes, violación, tortura, etcétera.

Estas manifestaciones pueden ocurrir en dos esferas: la familia o la comunidad; la primera, es el tema del que se ocupa el siguiente capítulo. La violencia intrafamiliar se define, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), como “toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia en relación de poder; sin que importe el espacio físico donde ocurra; que perjudique el bienestar, la integridad física, psicológica o la libertad y el derecho al pleno desarrollo de otro miembro de la familia”. La clase de violencia es física, psicológica, sexual o patrimonial.

Los mecanismos por los que se genera y perpetúa la violencia intrafamiliar, así como los que imposibilitan a las víctimas a salir de su situación, ayudan no sólo a entender el fenómeno, sino a buscar formas de prevención, tratamiento y rehabilitación de víctimas. Finalmente las secuelas físicas y psicológicas se abordan con la idea de dimensionar la violencia intrafamiliar no resuelta a tiempo. Hacemos especial énfasis en dos subgrupos vulnerables a la violencia: las mujeres y los niños, no necesariamente porque cumplan más frecuentemente el papel de víctimas, sino porque las consecuencias en ellos son usualmente más graves.

Epidemiología

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México, en uno de cada tres hogares de la capital del país ocurre violencia intrafamiliar. A pesar de que en 49.5% de los casos el agresor es el jefe de la casa, en 44.1% la perpetradora es su pareja, lo que concuerda con otros países, pues hay un grado similar de violencia cometida entre ambos sexos. A pesar de lo anterior, los estudios dirigidos al sexo femenino son más numerosos y se tiende a notificar en mayor número las agresiones contra éste. Tal fenómeno se relaciona, como indica James Gilligan, con la violencia, al atacar la identidad masculina cuando se inflige un sentimiento de desesperanza; esto provoca que los hombres lidien con el fenómeno a través de la vergüenza y no denuncien ni busquen apoyo.

Las víctimas más frecuentes son los hijos en 44.9% y la pareja le sigue con 38.9%. El tipo más común de violencia es la emocional, en 85%, en 25% ocurren insultos y en 13% humillaciones. ...

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