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La articulación temporomandibular (TMJ, temporomandibular joint) realiza la función de gínglimo y artrodia. Sus superficies articulares están separadas por un disco articular o menisco que facilita la acción de bisagra o gínglimo entre el cóndilo del maxilar inferior y el disco, y también la acción deslizante entre el disco y el hueso temporal. Los músculos masetero, temporal y pterigoideo interno cierran el maxilar inferior (mandíbula). El desplazamiento hacia adelante y la rotación de la mandíbula son acciones de los músculos pterigoideo externo, digástrico, milohioideo y geniohioideo.30 La disfunción de la TMJ puede deberse a trastornos agudos o crónicos o traumatismos agudos que originan su fractura (cap. 256, Traumatismos en la cara) o luxación, que se expone más adelante, en la sección Luxación de la mandibula.
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DISFUNCIÓN DE LA ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
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Fisiopatología La disfunción de la TMJ ocasiona dolor de la articulación y de las estructuras anatómicas vecinas. Es importante buscar lesión de la articulación cuando se valore a la persona después de un traumatismo directo de la mandíbula o alguna lesión dental aguda. Es posible que la disfunción crónica de la articulación sea consecuencia de diversas causas solas o combinadas e incluye trastornos neuromusculares, desviaciones anatómicas como resultado de traumatismos o malformaciones congénitas, anomalías dentales o manifestaciones de enfermedades sistémicas en la TMJ.31 En casi ninguno de los estudios se ha identificado alguna relación de importancia entre los parámetros oclusales o el bruxismo y signos o síntomas de trastornos de TMJ.32,33 Con el paso del tiempo puede surgir artropatía degenerativa (osteoartritis) por subluxación interna crónica o como consecuencia de enfermedades sistémicas como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico.31
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Manifestaciones clínicas El síntoma principal que señala el paciente suele ser el dolor localizado en uno de los músculos de la masticación, o dolor cuando mastica en un lado o en ambos. El músculo masetero suele ser el área dolorosa identificada con mayor frecuencia y le siguen los músculos temporal, esternocleidomastoideo, esplenios de la cabeza y trapecios.32 Los signos físicos pueden incluir limitación en la amplitud de movimiento del maxilar. Habrá que palpar los músculos de la masticación para detectar áreas de mayor sensibilidad, induración, rigidez e hinchazón. Se palpará la cabeza de los cóndilos con los dientes juntos y después con la boca abierta. Se realizará una exploración cuidadosa de cabeza y cuello para descartar causas más graves del dolor facial. El diagnóstico diferencial de disfunción de la TMJ comprende traumatismos de la mandíbula que incluyen fractura y luxación, dolor odontógeno que nace de abscesos, caries o traumatismos, y dolor otológico referido, que proviene de otitis media o externa o algún cuerpo extraño en el oído, y también arteritis temporal.
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Diagnóstico La disfunción de TMJ se diagnostica por medio de los datos de anamnesis y de la exploración física. El chasquido aislado de la articulación sin dolor ni otras manifestaciones de disfunción no basta para el diagnóstico.32 En el caso de traumatismos agudos, por lo común la primera valoración indicada es la radiografía panorámica (Panorex) del maxilar inferior. Con el estudio Panorex también se obtiene información de los dientes y otras partes del maxilar que pudieran contribuir al dolor.34 La proyección panorámica, combinada con la proyección frontal, permite identificar el desplazamiento de la fractura condílea hacia adentro.34 Por medio de la CT se pueden valorar de manera adecuada fracturas que pueden ser complejas, infecciones y trastornos neoplásicos. En el caso de trastornos crónicos no se necesita de inmediato la radiografía. La posición y el estado del disco de la TMJ se valoran mejor en una institución que no atienda urgencias, y para ello se utilizará resonancia magnética.34
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Tratamiento y destino del paciente El cirujano maxilofacial trata las fracturas y es necesario consultarlo en caso de trismo y de desplazamiento importante de la mandíbula. De lo contrario, en el caso de fracturas no complicadas y cuadros no traumáticos se administrarán analgésicos simples que incluyen antiinflamatorios no esteroideos y si es necesario narcóticos. Se recomendará a la persona que consuma alimentos suaves hasta que se emprenda tratamiento definitivo. El tratamiento de la disfunción temporomandibular crónica al final obligará a referir al paciente a un dentista, a un cirujano maxilofacial o algún especialista en dolor.
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LUXACIÓN DE LA MANDÍBULA
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Fisiopatología El maxilar inferior puede luxarse en dirección anterior, posterior, lateral o superior. Laluxación anterior es la más frecuente y aparece cuando se fuerza al cóndilo mandibular por delante de la eminencia articular. Entonces, el espasmo muscular atrapa al maxilar inferior en posición de luxación anterior, y antes de la retracción se eleva todo el hueso. Los factores que predisponen a la luxación anterior sintomática incluyen la fosa glenoidea poco profunda, la hipertonía muscular (como en caso de convulsión) y la pérdida del tono de la cápsula articular por traumatismos previos. El espasmo de los músculos temporal y pterigoideo externo tiende a impedir la reducción una vez que se produjo la luxación. En general, estos trastornos afectan los dos lados aunque pueden hacerlo en uno solo.30 Las luxaciones en sentido retrógrado son raras; son consecuencia de un golpe al maxilar inferior que puede romper o no el cuello condíleo. En la luxación posterior, el cóndilo maxilar es impulsado hacia atrás contra la mastoides, y la cabeza condílea puede mostrar prolapso en el conducto auditivo externo.30 Las luxaciones laterales casi siempre aparecen en caso de fractura de la mandíbula; en tal situación, la cabeza condílea es forzada hacia afuera y después hacia arriba, para penetrar en el espacio temporal. Las luxaciones en sentido superior aparecen por un golpe en la boca semiabierta que impulsa al cóndilo hacia arriba. Otras lesiones asociadas son las contusiones cerebrales, la parálisis del nervio facial y la hipoacusia.
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Manifestaciones clínicas El cuadro inicial de la luxación aguda de la mandíbula incluye dolor intenso, dificultad para hablar y deglutir u oclusión dental defectuosa después de un golpe a la mandíbula, una convulsión o, a veces, de forma espontánea. Al revisar la dentadura puede haber piezas flojas o desprendidas y zonas de déficit sensitivo en el mentón o la boca. Si la luxación se hizo en sentido anterior, el dolor estará localizado por delante del trago. A menudo, el paciente señala que las manifestaciones comenzaron en realidad después de haber abierto demasiado la boca. Se ha señalado que la luxación anterior aparece después de abrir la boca lo más posible como en caso de risa, bostezo, vómito, una gran mordida, felación, traumatismo y en forma yatrógena durante la extracción de piezas dentales, anestesia general o amigdalectomía.30 En el caso de las luxaciones anteriores se advierte que la mandíbula sobresale hacia adelante y hay una depresión preauricular visible y palpable, por desplazamiento del cóndilo mandibular. También hay dificultad en los movimientos de esta articulación. Si la luxación fue unilateral, la desviación se orientará en sentido contrario al sitio del trastorno. Si se considera la luxación posterior, habrá que revisar el conducto auditivo externo, y confirmar que existe un nivel basal de audición. En el caso de luxaciones laterales, es palpable la cabeza del cóndilo en el espacio temporal y siempre se advierten sitios de fractura mandibular (como oclusión defectuosa). Las luxaciones en sentido posterior, lateral o superior son consecuencia de traumatismo grave. El diagnóstico diferencial cuando se sospecha luxación mandibular incluye fractura de dicho hueso, hemartrosis traumática, “trabazón” cerrada y aguda del menisco de TMJ y disfunción de la articulación.30
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Diagnóstico Si la persona colabora en caso de una luxación atraumática anterior y espontánea, el diagnóstico se establece sobre bases clínicas. En otras luxaciones, como las de origen traumático, habrá que realizar radiografías. Con la proyección panorámica se identifican las alteraciones y se descartan otras lesiones del maxilar inferior. En sujetos con traumatismos más graves en que puede haber una luxación en sentido superior o una lesión intracraneal, por medio de CT se obtendrá más información.
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Tratamiento Se puede intentar la reducción en las luxaciones cerradas en sentido anterior sin fractura.30 Los intentos se facilitan con la analgesia. También es útil un relajante muscular IV de acción breve (como midazolam) para aminorar el espasmo muscular. Se necesita vigilancia adecuada de la ventilación y de la función hemodinámica. Hay que pensar en el uso de analgésicos narcóticos. Se ha utilizado con buenos resultados la sedación para este procedimiento.35 Como otra posibilidad, se puede inyectar el analgésico local en el espacio articular. Por medio de una técnica aséptica, se colocará una aguja de calibre 21 en el interior de la depresión preauricular, exactamente por delante del trago, y se inyectarán 2 ml de lidocaína al 2%36 (fig. 238-6).
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Reducción de la luxación anterior de la articulación temporomandibular Se conocen dos métodos de uso frecuente para reducir una luxación anterior de la mandíbula.20
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La técnica más usada exige que el individuo esté bien sentado con la cabeza contra la pared o el respaldo de la silla, de modo que el codo flexionado del médico quede al nivel de la mandíbula del paciente. Sobre los pulgares con guantes colocará unas capas de gasa para protección en caso de que, como consecuencia inmediata de la reducción, el sujeto cierre las arcadas dentarias.30
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De frente al enfermo, el médico colocará los pulgares en la boca del paciente sobre las superficies oclusales de los molares mandibulares, lo más atrás posible. Curvará los dedos por debajo del ángulo y el cuerpo de la mandíbula. Con los pulgares aplicará presión hacia abajo y atrás (en sentido del paciente). Si él abre un poco la boca es posible desencajar el cóndilo, de la eminencia anterior (fig. 238-7). Si la luxación es en ambos lados, será más fácil reubicar un cóndilo a la vez.
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En la segunda técnica, con la persona en decúbito dorsal, el médico se situará en la cabecera del lecho, colocará los pulgares en los molares y aplicará presión hacia abajo y atrás (en sentido del lecho o camilla) (fig. 238-8).30
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Además de estos dos métodos utilizados con frecuencia, otras técnicas incluyen la ipsolateral, en la que se utiliza en sentido externo el pulgar para aplicar presión hacia abajo en el cóndilo desplazado; otro método es el de usar la muñeca como pivote, y consiste en colocar los pulgares en el mentón y aplicar fuerza ascendente, en tanto que con los demás dedos se aplica fuerza descendente en el cuerpo de la mandíbula (fig. 238-9); también se puede usar la técnica del reflejo nauseoso. En esta última, el operador estimula el paladar blando con un abatelenguas o un espejo odontológico, lo cual origina relajación muscular y descenso del maxilar inferior, y de este modo devuelve a su sitio el cóndilo.30
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Después de reducción satisfactoria, el paciente podrá cerrar de inmediato la boca. En general, no se necesitan radiografías después de la reducción, salvo que el procedimiento haya sido difícil o traumático o surja dolor intenso después de realizado. Muy pocas veces se observan complicaciones de la propia reducción, pero incluyen a veces fractura yatrógena o avulsión del cartílago articular.
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Destino y vigilancia del paciente Es indispensable la referencia urgente con un cirujano de cabeza y cuello de pacientes con luxaciones abiertas, del maxilar superior, asociadas a fracturas, con lesión de algún nervio o que no pueden ser reducidas mediante la técnica cerrada.
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Después de lograr la reducción de una luxación aguda, es posible dar de alta al paciente e indicarle que consuma una dieta blanda y no abra la boca >2 cm en las siguientes dos semanas.30 Se debe pedir a los pacientes que apoyen la mandíbula con la mano cuando bostecen. Las molestias iniciales pueden ser aliviadas con analgésicos no esteroideos. Se recomienda la referencia selectiva con un cirujano maxilofacial. En algunos casos graves se necesita la fijación intermaxilar para controlar el movimiento de la mandíbula durante la fase de curación. Las luxaciones crónicas obligan a veces a intervenciones quirúrgicas.
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Reconocimiento: los autores agradecen las aportaciones de los Dres. Robert Haddon y W. Franklin Peacock IV, autores de este capítulo en la edición anterior, y a Jonathon Singer, su ayuda en la preparación del manuscrito.