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Introducción

Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo

Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás

En la historia de la humanidad es constante el registro de desastres por fenómenos naturales que han ocasionado grandes riesgos y daños a la población, incluso en diversos estudios arqueológicos se ha concluido que estos eventos han sido la causa fundamental del abandono parcial o total, temporal o definitivo de tierras y ciudades, y han llevado a la desaparición de civilizaciones completas.1

Lo anterior demuestra la importancia que tienen estos fenómenos en el desarrollo y crecimiento tanto económico como social de una nación; si a ello se agrega la presencia cada vez más frecuente y con mayor impacto de los eventos ocasionados por la actividad humana o socio-organizativos, se confirma que es un tema de seguridad humana y fundamental para el desarrollo de un país.

Los estudios tanto económicos como epidemiológicos permiten identificar el gran impacto de estos eventos a nivel internacional y desde luego nacional, principalmente por los efectos en la salud de la población, que incluyen elevado número de lesiones, discapacidad y muerte; asimismo, se ven reflejados en la detención o incluso regresión de logros en la calidad de vida y de salud alcanzados antes, lo cual los convierte en un grave y complejo problema de Salud Pública, que requiere la atención de los gobiernos, la sociedad civil organizada y de toda la población en general.2

Tal es el caso de México, reconocido incluso a nivel internacional por la gran cantidad de riesgos a los que está expuesta la población tan sólo por su ubicación geográfica, así como por el desarrollo y avances en temas de protección civil, preparación y respuesta ante los posibles desastres, esfuerzos que iniciaron su sistematización a partir de trascendentes y graves experiencias, como el sismo de 1985 en la Ciudad de México, algunos huracanes como Gilberto y Paulina en el sureste del país, y diversas erupciones del volcán Popocatépetl en la década de 1990-1999. Específicamente, México se encuentra en una zona de generación e impacto de ciclones tropicales, hay amplias regiones del país susceptibles a sismos y cercanas a posibles erupciones volcánicas, además de miles de kilómetros de costas que hacen vulnerables a las comunidades de estas zonas a tormentas intensas e inundaciones, etc., sin mencionar otros riesgos como los socio-organizativos y los biológicos.

Debido a lo anterior, es relevante incluir en este libro un capítulo que permita al lector reconocer los tipos y características de los desastres, su relación con los asentamientos humanos, protección civil y, desde luego, con la epidemiología, prevención y promoción de la salud, así como la función que puede desempeñar el personal de salud en las acciones de preparación, atención y recuperación ante un desastre, todo ello desde el enfoque de la Salud Pública.

Cabe señalar que los desastres por sí ...

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