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Introducción

En el presente capítulo se analiza en forma resumida la importancia de las evidencias y percepciones en el proceso de formulación de políticas en salud ambiental. Se discuten la relevancia del principio precautorio y el uso de las mejores evidencias disponibles a nivel global.

A partir de algunos estudios bibliométricos se evalúan las aportaciones que diferentes países latinoamericanos —en especial México— hacen al acervo mundial de conocimientos, como bienes públicos internacionales.

En el contexto de una creciente interdependencia entre países en temas relacionados con la salud, se analiza la importancia e influencia a nivel internacional y nacional de las grandes conferencias mundiales sobre salud, ambiente y desarrollo promovidas por el Sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluida la relevancia de los acuerdos y tratados internacionales que en la materia han suscrito los países de América Latina y el Caribe.

Marco de referencia

La salud ambiental es un campo del conocimiento y de la práctica de la salud pública. Como tal, responde a un paradigma complejo, cuya dinámica es determinada en forma directa e indirecta por una amplia variedad de factores ecológicos, demográficos, epidemiológicos, tecnológicos, políticos, económicos y sociales que interactúan en forma concomitante y simultánea afectando con intensidades diferenciadas los ecosistemas y diversos grupos de la población humana. Tanto la salud pública como la salud ambiental son transversales por naturaleza; penetran culturas, estados, gobiernos, disciplinas, territorios, periodos históricos y mercados. La enfermedad y la contaminación prescinden de las formalidades aduaneras. Los temas éticos y de justicia, así como de los derechos humanos, también son partes de la ecuación, incluyendo la participación de numerosos actores públicos, privados y sociales, cuyas percepciones, actitudes e intereses plurales con frecuencia no son fáciles de conciliar.1

Es importante recordar la definición de salud ambiental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), transcrita en el capítulo 2 de este libro: “aquellos aspectos de la salud humana, incluida la calidad de vida, que son determinados por factores ambientales físicos, químicos, biológicos, sociales y psicosociales. También se refiere a la teoría y práctica de evaluación, corrección, control y prevención de los factores ambientales que pueden afectar de forma adversa la salud de la presente y futuras generaciones”.2

En general, el consenso es que la salud pública es ‘‘la ciencia y el arte de prevenir la enfermedad, prolongar la vida y promover la salud a través de los esfuerzos organizados de la sociedad’’.3 Se parte de dos principios éticos: el primero, que ningún ser humano es intrínsecamente superior a otro; el segundo, que las acciones que hoy se realizan protegerán la salud y el bienestar de la población y de los individuos el día de mañana, lo que nos hace responsables tanto ante las generaciones presentes, como frente a las futuras.4

La traducción operativa de las definiciones señaladas ...

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