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El presente capítulo está dedicado a examinar la relación entre las formas de organización social, las características del trabajo y su impacto en las condiciones de salud, aspectos que, por cierto, han sido poco examinados en los textos de salud y trabajo. El capítulo está dividido en cuatro partes. En la primera se formula una definición muy amplia del concepto de trabajo, que incluye el papel de éste en toda la sociedad y que es central para entender su vínculo con el proceso salud-enfermedad más allá de los marcos de los centros de trabajo. En una segunda parte se examina la manera en la cual las formas de organización social determinan los procesos de producción inmediatos explicando por qué los trabajadores están expuestos a condiciones que se sabe son peligrosas. En la tercera se revisa la evolución histórica de las formas de organización del trabajo y su vínculo con la salud y, al final, en la última parte se ofrecen algunos ejemplos de la situación actual de la salud de los trabajadores en el mundo enfatizando cómo está determinada por la actual forma de organización capitalista.
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Trabajo y determinación social del proceso salud-enfermedad
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Convencionalmente, la salud de los trabajadores ha sido abordada por los profesionales involucrados desde una perspectiva que reduce sus alcances, pues se considera a los trabajadores sólo en función de sus características psico-físico-biológicas, lo cual ignora importantes aspectos sociales implicados en el proceso de trabajo. Desde esta perspectiva, los daños a la salud se conciben como el resultado de la interacción entre las capacidades de los trabajadores y las cargas que conlleva la actividad laboral en donde el ambiente de trabajo es desmenuzado en “factores” físicos, químicos, mecánicos, biológicos y psicosociales, que junto con la carga de trabajo pueden representar riesgos potenciales para la salud, no obstante, se hacen de lado aquellos elementos sociales que explican las determinaciones sociales del por qué están presentes dichos “factores”, mismas que se originan en las bases sobre las cuales se organiza el trabajo.
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De acuerdo con Neffa,1 esta concepción es heredera directa del mecanicismo y de enfoques ideológicos inspirados por el positivismo del siglo xix, que plantea que bastaría con identificar los factores de riesgo inmediatos para comprender y resolver los problemas, buscando una relación unívoca y monocausal entre un factor de riesgo y el daño específico provocado a la vida y la salud de los trabajadores. Por ejemplo, de acuerdo con el artículo 123 de la Ley Federal del Trabajo, los trabajadores que aspiran sílice pueden tener silicosis, una enfermedad progresiva e incapacitante. Para los accidentes, se tiene que definir si se trata de un “acto inseguro” o de una “condición peligrosa”; en general, se acepta que los “actos inseguros” (distracciones o imprudencias de los trabajadores) responden a cierta “propensión al accidente”, la cual es difícil de prever y, por tanto, el trabajador termina siendo culpable de ...