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En este capítulo se incluyen las lesiones quirúrgicas extracraneales de la cabeza y del cuello con las que es deseable que esté familiarizado el médico general. Dado que la patología es muy extensa, se revisan los padecimientos que con mayor frecuencia son causa de la visita a los consultorios.
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A la medicina de atención primaria acuden personas que sufren padecimientos de estas regiones y son claramente de la competencia de las especialidades; para hacer la referencia adecuada de estos enfermos no se requiere de un conocimiento profundo. Sin embargo, debido a que la patología de esta región se encuentra dominada por las lesiones que aparentan ser tumorales, es en ese nivel profesional que se requiere capacidad crítica para distinguir las enfermedades que ponen en peligro la vida de las lesiones intrascendentes.
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Es pertinente insistir en el valor decisivo que tienen la historia clínica y la exploración física. Existen enormes tratados que describen la propedéutica y que sería ocioso reproducir, por ello se reseñan sólo los aspectos que a menudo pasan inadvertidos en los consultorios en los que el médico resulta abrumado por el volumen de la demanda de sus servicios.
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El conocimiento anatómico es un prerrequisito absoluto en la cirugía, y tratándose de los padecimientos de la cabeza y del cuello es una exigencia que no sólo incumbe al cirujano, y a los especialistas, sino al médico general, familiar y en general a todos los trabajadores de la salud en los diversos niveles de atención.
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El cuello es el soporte de la cabeza; permite sus movimientos y la une con el tronco. La forma y función del cuello están adaptadas a la posición erecta del humano y a la vida en bipedestación. Aparte de la flexible arquitectura de las estructuras del raquis, que dan soporte y protección al cráneo y a la médula espinal, en el cuello transcurren las finas distribuciones del sistema neuroendocrino y circulan los vasos que nutren al cerebro, órgano rector de todas las funciones. Igual de vital es la forma y función de la orofaringe y la hipofaringe que son en el cuello la encrucijada de encuentro entre las vías respiratorias y las digestivas. Durante la deglución, se separan dichas vías por la elevación de la laringe y por el cierre de la glotis en un movimiento coordinado, y es de tal precisión que impide que se aspire cualquier elemento extraño o la interferencia con la respiración. Por tanto, la patología que obstaculice estas funciones vitales debe ser claramente comprendida y atenderse a tiempo.1
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Dentro del esquema de la historia clínica, se debe investigar de manera deliberada el antecedente de infecciones respiratorias superiores como la sinusitis, amigdalitis, otitis y conjuntivitis o los problemas dentales, y en especial los de tabaquismo y alcoholismo que casi siempre están relacionados con ...