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El punto de inicio de una investigación es la identificación de la pregunta que se quiere contestar. Habitualmente, cuando se presentan los resultados de una investigación, muy pocas veces se dice al lector cómo nació en el investigador la idea de realizarla.
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Pero si se pidiera al investigador, cualquiera que sea su campo científico, que describa lo que hizo durante su actividad de investigación, él contestaría casi de manera invariable que ha “respondido a una pregunta”.
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Podría decirse que detrás de toda investigación hay siempre una pregunta y que lo que el científico hace es intentar contestarla. Richards sintetiza lo anterior definiendo al investigador como “un ser humano que camina con una pregunta bajo el brazo”.
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La pregunta constituye, entonces, no sólo la guía que permite diseñar metodológicamente el camino de la investigación; es, en pocas palabras, la parte medular de la investigación. Todo acto de creación científica, por tanto, implica la resolución de un problema. Pero, ¿cómo surge un problema científico?, ¿existe un programa de reglas que conduzcan al planteamiento de problemas científicos?, ¿este programa es lineal, lógico y ordenado?
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El problema de investigación
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El científico y filósofo Peter Medawar, premio Nobel de Medicina, responde que no a la pregunta planteada en el párrafo anterior. No existe un sistema único y uniforme que indique la manera en que puedan “descubrirse” y plantearse problemas científicos. Quizá esta sea la razón por la que, al revisar un texto sobre Metodología, se halle un esquema que detalla un orden riguroso, lineal, lógico y hasta acartonado de cómo efectuar una investigación, pero que pocas veces se mencione el proceso a partir del cual las preguntas sobre la realidad cotidiana se convierten en científicas.
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Para abordar las condiciones en las que una pregunta se convierte en un problema científico, es necesario, sin negar la importancia de la formalización, enfatizar el carácter creativo (a veces lógico, intuitivo y azaroso) de la actividad científica. ¿De qué depende la creación científica?
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Dice Bunge que, en primer lugar, el investigador requiere estar inmerso en el campo de conocimientos que conforman el marco en el que el problema se presenta. Es decir, es necesario que pueda “moverse” con facilidad entre la información que existe sobre el tema. Un médico jamás se preguntará sobre un problema matemático complejo, a menos que en la práctica sea también un matemático, y viceversa. Además, cuando un profesional se hace una pregunta sobre un tema extraño a su campo de actividad, es muy posible que tal problema esté ya resuelto y que constituya no una laguna del conocimiento en general, sino una laguna en el conocimiento del propio profesional. A veces, al investigador le toma toda la vida encontrar una pregunta de investigación que valga la pena ser ...