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Como se ilustra en varios capítulos de este libro, los parásitos causan una tremenda carga —entre otros— para la humanidad, al matar, debilitar y contribuir al empobrecimiento. Por ende, constituyen un blanco importante para los profesionales de la salud, quienes necesitan ser capaces de detectar infecciones, reconocer los agentes causales, tratar a los individuos enfermos, y controlar enfermedades parasitarias a gran escala. Para otros, los parásitos constituyen fascinantes modelos de biología experimental. Durante los últimos 20 años, la revolución de las técnicas de biología molecular proporcionó acceso a la profunda intimidad de estos organismos, y generó un tremendo conocimiento. El genoma de los principales parásitos se descubrió, la diversidad genética se exploró en poblaciones naturales, se identificaron mutaciones de las cuales depende resistencia a fármacos, se descifraron mecanismos de adaptación sofisticados. Sin embargo, aún hay una brecha importante entre los profesionales que consideran a los parásitos como un blanco o como un modelo. Por ejemplo, hay un desequilibrio particular entre el número de artículos publicados sobre la biología molecular de parásitos y el homólogo efectivo de este conocimiento para el beneficio de seres humanos en riesgo. Es frecuente ver las palabras que siguen en la conclusión de un artículo de biología molecular: “y éste podría ser un buen blanco para fármacos o vacunas”. Empero, ¿cuántas veces hubo una continuación de estas perspectivas potenciales? La investigación básica sobre modelos de parásito es obviamente esencial, pero ha llegado el momento de reforzar este puente con el control de enfermedad y de promover investigación traslacional; esta es una cuestión de diálogo entre los actores respectivos a fin de identificar las preguntas más importantes desde el punto de vista de los profesionales de la salud, y proponer las respuestas potenciales por parte del laboratorio de biología molecular.
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El presente capítulo se escribió en esta perspectiva. Por un lado, se intenta desmitificar la biología molecular de los parásitos y explicar mejor el fantástico poder de adaptación de estos agentes patógenos que los profesionales de la salud confrontan a diario, a la manera en que el conocimiento sobre la conducta de la trucha puede ayudar al pescador a atraparla mejor; por otro lado, el objetivo de los autores es presentar una serie de aplicaciones prácticas a partir del conocimiento de la biología molecular para los profesionales de la salud. Por consiguiente, los autores decidieron enfocarse en los tripanosomátidos, un grupo de parásitos extensamente estudiados en el ámbito molecular, pero que causan enfermedades en seres humanos (las tripanosomiasis y leishmaniasis) consideradas como aquellas de las cuales se hace más caso omiso, es decir, para las cuales se carece de diagnóstico ...