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La anatomía patológica de las parasitosis incluye dos visiones de las enfermedades parasitarias: una que corresponde a la patología general y que se preocupa de sus manifestaciones formales o morfológicas generales; y la otra que se encarga de su diagnóstico morfológico, habitualmente en el ámbito de la patología quirúrgica o diagnóstica. Ambas, sin embargo, están íntimamente relacionadas y superpuestas. Esta breve revisión está abocada a esquematizar las parasitosis humanas de acuerdo con estos conceptos y con el siguiente orden:
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Patología general de las parasitosis: reacciones o cuadros morfológicos.
Técnicas de diagnóstico: del ojo desnudo a la microscopia electrónica.
Formas parasitarias: orientación al diagnóstico parasitológico causal en anatomía patológica.
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Patología general de las parasitosis: reacciones o cuadros morfológicos
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En las enfermedades parasitarias, los agentes pueden invadir o colonizar al organismo, despertando a nivel local o general una modificación tisular que puede representar sólo la mera consecuencia de la presencia del agente parasitario o, además y principalmente, simbolizar una respuesta del hospedero agredido. Las características, cualitativas y cuantitativas, de las modificaciones tisulares observadas dependen de factores propios del parásito agresor, del estado del mesonero afectado, y de las condiciones ambientales. Los factores del parásito corresponden a su tipo y tamaño; afinidades nutricias; capacidad invasiva (histo y angioinvasiva); capacidad tóxica y enzimática; capacidad antigénica; capacidad oncogénica, etc. Del hospedero influyen sus condiciones anatómicas, condiciones defensivas inespecíficas, condiciones inmunitarias, condiciones yatrogénicas, etc. Factores ambientales son el clima (tropical o no tropical), modificaciones ambientales locales en cuanto a temperatura y humedad, concentración ambiental de parásitos, etcétera.1,6
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Las alteraciones morfológicas observadas en las parasitosis pueden ser locales o generales; su reconocimiento se facilita ya que corresponden a algunos de los modelos o patrones que nos proporciona la patología general.6,10
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Las reacciones generales o diseminadas ocurren cuando los parásitos afectan varios órganos de un sistema o aparato, como en la leishmaniasis visceral; o cuando los parásitos localizados en un órgano o tejido originan una toxemia, como en algunos casos de colitis por Entamoeba histolytica o Trichuris trichiura, de fasciolopsiasis por Fasciolopsis buskii, o de quiste hidatídico complicado. Las reacciones generales corresponden a manifestaciones séptico-toxémicas alterativas inespecíficas que afectan casi a todos los órganos y tejidos del cuerpo, resaltando el compromiso pulmonar, renal, cardiaco, suprarrenal, hepático y del sistema nervioso central. Si bien las reacciones generales se asocian, con mayor frecuencia, a infecciones por protozoos, dado su tamaño y capacidad de replicación en el hospedero, también se observan en helmintiasis e incluso en cuadros por garrapatas.1,6
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Las reacciones locales, en las parasitosis, se manifiestan como algunos de los siguientes patrones morfológicos.3,6,7,10
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Patrón o modelo arreactivo, hiporreactivo o pausireactivo. En este patrón, aparte de la presencia de los parásitos en el tejido o en cavidades orgánicas, no hay cambios ...