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El tracto digestivo del humano es el hábitat de una gran cantidad de parásitos y comensales. Entre los enteroparásitos hay protozoos, metazoos o helmintos: trematodos, cestodos y acantocéfalos; en cambio, los comensales son todos protozoos. En relación con el tamaño de éstos, fluctúa entre microscópicos, que miden algo más que un glóbulo rojo: 15-20 μm (E. histolytica por ejemplo), hasta varios metros, como las tenias: Taenia solium, Taenia saginata, Diphyllobothrium latum, etcétera.
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En el cuadro 15-1 se describen las principales características biológicas y clínicas de las parasitosis e infecciones intestinales por comensales del humano.
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La inmensa mayoría de las enteroparasitosis se adquieren por vía oral o digestiva, pero existen algunas que tienen como vía de infección la cutánea. Las formas infectantes de los protozoos son quistes, ooquistes, esporas (Pneumocystis jiroveci, considerado hoy en día como un hongo) y trofozoítos. En los cestodos los estadios infectantes son formas larvales o metacestodos: cisticercos, plerocercoides y cisticercoides; en Hymenolepis nana los huevos; en los trematodos las metacercarias y en los acantocéfalos los cisticantos.
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La prevalencia de las enteroparasitosis y comensales del tubo digestivo del hombre es y ha sido siempre alta debido a que se mantienen los factores ambientales que las favorecen. Entre éstos es importante mencionar:
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El saneamiento ambiental básico, es decir, la disposición de excreta, agua potable, eliminación de basura, control de artrópodos y roedores y de los mataderos. Los factores socioeconómicos, culturales y de higiene personal y colectiva tienen gran importancia. Así se explica la alta frecuencia de parásitos digestivos en poblaciones marginales (favelas, poblaciones callampas, etc.) que carecen de una cultura higiénica y de un saneamiento ambiental básico.
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La importancia de los mitos y creencias en la población tiene también un papel en la diseminación de estas parasitosis.
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La contaminación fecal del suelo, agua, hortalizas y frutas que crecen a ras del suelo, con enteroparásitos, constituye un indicador del grado de cultura y saneamiento básico de un país. Las parasitosis que se transmiten por fecalismo necesitan condiciones ambientales favorables para su diseminación del suelo con abundante humus vegetal (uncinarias) y alta humedad y temperatura elevada (Ascaris lumbricoides, Trichuris trichiura, etc.), factores que permiten la viabilidad de las formas infectantes.
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Tal como se señala en el capítulo 7, Ecología y parasitosis, la tríada ecológica: parásito, hospedero y ambiente tiene un papel relevante en las enteroparasitosis e infecciones por comensales del tracto digestivo. Los factores más importantes del hospedero son su susceptibilidad, que depende de la edad, inmunidad innata, factores genéticos y estado nutritivo (ver capítulo 87, Parásitos y nutrición. Una interacción compleja).
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Todos estos factores intervienen en la alta prevalencia de las enteroparasitosis y su endemicidad. Este proceso dinámico de infecciones y reinfecciones permite mantener una alta frecuencia de las parasitosis digestivas.
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