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La toxocariasis ocular es una parasitosis que aun siendo relativamente poco frecuente, puede producir severa pérdida de visión unilateral en niños o adultos jóvenes.
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Antecedentes históricos
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En 1950, Wilder examinó 46 ojos enucleados con diagnóstico presuntivo de retinoblastoma en los cuales el estudio histopatológico descartó tumor, pero demostró en cambio un grave cuadro inflamatorio con predominancia de eosinófilos; en 24 de ellos logró demostrar la presencia de una larva de un nematodo no identificado.73 Los casos descritos por la Dra. Wilder corresponden a la forma clínica de endoftalmitis por Toxocara, que se caracterizan por una pupila blanca o leucocoria. En 1952, Beaver y colaboradores describieron el síndrome de larva migrante visceral, ocasionado por larvas de Toxocara canis.6 Beaver estudió los casos de tres niños con hepatomegalia y enorme eosinofilia, encontrando en las biopsias hepáticas múltiples granulomas eosinofílicos, algunos con larvas de Toxocara. Más tarde, Nichols, que conocía el trabajo de Beaver, reexaminó los cortes histológicos de la Dra. Wilder e identificó la larva de Toxocara.52
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La toxocariasis ocular es originada por la migración ocular de la larva de Toxocara canis. Produce una reacción inflamatoria de predominio eosinofílico de gravedad variable, pero que puede llegar a la pérdida del ojo.
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El cuadro es producido por nematodos de perros (Toxocara canis) y gatos (Toxocara cati), el primero es responsable de la mayoría de los casos. El parásito completa su ciclo vital en el intestino de perros y gatos, donde se reproducen en forma sexuada. Las hembras ponen miles de huevos al día, los cuales se eliminan en las heces. Si el suelo tiene condiciones favorables de humedad y temperatura, el huevo se hace infectante, desarrollándose en su interior la larva. Los cachorros ingieren estos huevos; las larvas se liberan en su intestino y alcanzan la circulación portal y se diseminan por los tejidos. En el cachorro, la larva puede atravesar los alvéolos pulmonares, ascender por tráquea y bajar por el esófago hasta el intestino, donde alcanza el estado adulto. En el perro mayor, en cambio, las larvas quedan enquistadas y no alcanzan el intestino y, por tanto, ni el estado adulto. El cachorro es el responsable de la enfermedad en humanos al depositar en la tierra huevos larvados en sus heces. El cachorro puede además, adquirir la enfermedad por vía transplacentaria.
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La transmisión al hombre, por lo general niños, ...