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Cumpliendo una antigua tradición de la escuela chilena de parasitología, se desarrolla a continuación el aracnidismo humano, tema en el cual el autor participó por largo tiempo bajo la guía de maestros tan insignes como los profesores doctores Hugo Schenone Fernández y Tulio Pizzi Pozzi, ya fallecidos. Se cumplía así una larga y querida tradición que incluyó otros cuadros de intoxicación humana por venenos animales, como el de alacranes y algunos tipos de ofidismo. No obstante, como éstos no son problemas estrictamente parasitológicos, aquí sólo se desarrollan los aspectos clínicos y epidemiológicos más relevantes del aracnidismo humano por Latrodectus y Loxosceles.
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Aunque numerosas especies de artrópodos pueden provocar cuadros tóxicos en los humanos por la inoculación de su ponzoña, los más importantes son los provocados por arañas; éstas no son seres parasitarios, pero por su relación con los temas anteriores se han incorporado aquí, con base principalmente en la experiencia del autor de este equipo de trabajo.
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Las arañas son animales depredadores, cazadores, que se alimentan de presas vivas que capturan e inmovilizan inoculándoles una ponzoña que las paraliza. También es un mecanismo defensivo frente a ataques reales o ficticios que el artrópodo puede sufrir en sus andanzas. Las glándulas venenosas están ubicadas en el cefalotórax y el aparato inoculador, son dos quelíceros que forman parte de las piezas bucales. Cada uno de ellos está formado por un pedículo basal, alargado y cónico, en cuyo extremo posee un fino diente inoculador, fijo o articulado según la especie. Según el tipo de quelíceros, las arañas se clasifican en dos subórdenes: Orthognatha, los quelíceros emergen hacia abajo del extremo anterior del cefalotórax, y al picar o morder se clavan verticalmente; y Labidognata, cuyos quelíceros adoptan posición horizontal y al morder o picar se cierran como una pinza.
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Todas las arañas poseen veneno, pero sólo el de algunas especies posee efecto tóxico importante para las personas; en general, Orthognatha carece de peligro. A este grupo pertenece Mygalas, grandes arañas peludas que anidan en huecos de los árboles, o en madrigueras que construyen en la tierra, con una tapa levadiza. Son muy conocidas y temidas por su gran tamaño o la posición agresiva que adoptan al ser molestadas, alzando el cefalotórax y esgrimiendo sus quelíceros en posición de ataque; son las “arañas peludas”, “arañas pollito” de numerosos países en Sudamérica, o las “caranguejeiras” de Brasil.
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Por el contrario, el suborden Labidognatha comprende los grupos de mayor interés como causante de cuadros tóxicos humanos. Los más importantes corresponden a ...