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Nota

Nota. Este capítulo incluye una sección de Casos clínicos, así como una de Autoevaluación. Ambas se encuentran disponibles para el lector en el Centro de Aprendizaje en línea (On-line Center) vinculado con esta obra. La dirección de acceso está en la cuarta de forros de este libro.

Introducción

Uno de los pilares del síndrome infeccioso es la fiebre; sin embargo, existe una serie de etiologías no infecciosas que originan fiebre: neoplasias, enfermedades inmunológicas, colagenosis, enfermedades endocrinas, enfermedades de la sangre, hipersensibilidad a fármacos, deshidratación, etcétera.

En los cuadros infecciosos producidos por bacterias y virus, el médico siempre considera estas etiologías como primera causa de la fiebre. En cambio, las parasitosis por lo general no causan fiebre, sino cuadros crónicos, pero existe un grupo de enfermedades parasitarias que pueden originar fiebre o febrículas. Las parasitosis del tubo digestivo no producen un síndrome infeccioso en las personas inmunocompetentes, excepto amebiasis e isosporiasis. En pacientes inmunosuprimidos los coccidios Cryptosporidium hominis y C. parvum, especies de Microsporidium, Ciclospora cayetanensis, Cystoisospora belli y Sarcocystis bovi hominis y S. sui hominis, provocan un tardío síndrome febril. Además, G. lamblia, Blastocystis hominis y Balantidium coli, pueden originar fiebre en estas personas. En general, los parásitos de los tejidos y de la sangre son los que habitualmente originan un síndrome infeccioso.

Las parasitosis que pueden originar un síndrome infeccioso se describen en el cuadro 83-1.

Amebiasis

En la disentería amebiana puede aparecer fiebre, pero de menor magnitud (37.5-38°C) que en la disentería bacilar; en esta última, la fiebre es alta y se sostiene durante la enfermedad. Cuando E. histolytica compromete la serosa, en especial cuando se perfora el intestino grueso, se presentan los signos y síntomas de una peritonitis con fiebre alta.

En la amebiasis extraintestinal, sobre todo en la localización hepática, el mal llamado “absceso hepático amebiano”, ya que no hay piocitos, sino sólo tejido hepático necrosado, sangre y amebas, los pacientes presentan fiebre sostenida, hepatomegalia dolorosa y leucocitosis con desviación a la izquierda. Cuando el absceso está bien constituido, la sintomatología se mantiene y al agregarse una infección bacteriana la fiebre alcanza niveles más elevados. En ocasiones el absceso se presenta sin las características señaladas, en estos casos los pacientes presentan un aspecto intoxicado con dolor espontáneo en el hipocondrio derecho, o al comprimir la parrilla costal, muchas veces sin hepatomegalia, sin fiebre o presentando sólo febrículas.

El diagnóstico diferencial de estos casos es difícil. Cuando el absceso hepático por contigüidad llega al pulmón o pleura, se origina un absceso pulmonar o un derrame pleural (véase capítulo 16, Amebiasis).2,3,4,12

Amebas de vida libre

Las personas inmunocompetentes después de bañarse en lagos o pozas que están a ...

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