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Generalidades

El apoyo del laboratorio es fundamental en el diagnóstico de las parasitosis, el cual se establece fundamentalmente de dos maneras: a través de la observación directa del parásito o fracciones de él (métodos directos), o dirigidos a hacer evidente la respuesta inmune en el hospedero (métodos indirectos). Esta clasificación ha sido tradicional en los textos de parasitología, por tanto, en este capítulo se mencionarán fuera de esta clasificación los métodos moleculares (p. ej., reacción en cadena de la polimerasa, PCR) o complementarios (p. ej., hemograma, utilizado en algunas parasitosis para evaluar eosinofilia o anemia).

Para un eficiente diagnóstico parasitológico, la elección del tipo de muestra biológica es esencial. La mayoría de los parásitos intestinales (protozoos y helmintos) pueden ser diagnosticados por un examen de deposiciones. No obstante, también pueden ser útiles muestras de suero para detectar anticuerpos (ELISA en Strongyloides stercoralis), contenido duodenal (Giardia lamblia) o biopsias (Entamoeba histolytica), entre otras. En el caso de las hemoparasitosis, la muestra más útil para el diagnóstico directo es sangre total sin anticoagulante, como en la enfermedad de Chagas; no obstante, también se puede utilizar suero para la aplicación de métodos indirectos, como en la amebiasis hepática. También se utilizan otro tipo de muestras biológicas, con menor frecuencia, como tejidos para biopsias, raspados de piel, aspirados de lesiones, etcétera.

En el caso de las histoparasitosis, debido a las dificultades de observar directamente el agente etiológico, la muestra utilizada por lo general es suero para aplicar métodos serológicos o indirectos, por ejemplo, toxoplasmosis, hidatidosis, larva migrante visceral, triquinosis, entre otros. Otros tipos de muestras utilizadas en el diagnóstico parasitológico son: líquido cefaloraquídeo (neurocisticercosis), expectoración (hidatidosis), raspado corneal (Acantamoeba) y otras.

Las muestras biológicas requieren ser conservadas en las condiciones más adecuadas con el fin de preservar la morfología parasitaria o elementos del parásito, así como los componentes de la respuesta inmune (células y anticuerpos), en caso de aplicar métodos directos e indirectos, respectivamente. En relación con los métodos moleculares, se conoce la rigurosidad con que se deben extraer y conservar las muestras de DNA para ser amplificado mediante PCR. Una frecuente contaminación por amplicones, evidenciaría que no se están aplicando con rigurosidad los protocolos que debieran estar establecidos en cada laboratorio. En cuanto a la preservación de las muestras de examen parasitológico de deposiciones, uno de los más solicitados en la atención primaria de salud, por lo general requiere fijador. En otros casos, se utiliza una muestra fresca (p. ej., material extraído mediante endoscopia para la búsqueda de trofozoítos móviles de E. histolytica). En los exámenes serológicos para detección de anticuerpos específicos, la muestra de sangre se obtiene sin anticoagulante, y es relativamente sencillo esperar la retracción del coágulo, extraer el suero, inactivarlo para eliminar el complemento y congelarlo a −20°C hasta su determinación. No obstante, en ocasiones se requiere una solución anticoagulante, como la PCR para ...

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