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Las micosis superficiales fueron descritas por los griegos y los romanos; los primeros les llamaron herpes por su forma circular, y los segundos, tinea, que significa “larva” o “polilla”, de seguro por su aspecto en la localización cefálica; este término fue introducido por Félix Cassius en el siglo v. Alrededor del año 30 a. C. en Roma, Cornelius Celso hace la primera descripción del querión. En la Europa del siglo xiii, curar o sólo asistir a los tiñosos bastaba para abrir las puertas del Cielo. Un ejemplo de tal creencia es la obra de Esteban Murillo “Santa Isabel de Hungría curando tiñosos”, representación de quien dedicó gran parte de su vida a estos enfermos.
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Entre 1807 y 1828 se presentaron en París 25 000 casos de tiña de la cabeza. En ese tiempo se usaba como tratamiento la calota, un birrete preparado con resinas, se dejaba secar y luego se arrancaba de forma brusca; de esta manera, se desprendían las escútulas del favus, pero se producían grandes hemorragias. En el siglo xvii, un jesuita utilizó dicho procedimiento en México, en indígenas tarahumaras, no sin antes encomendarlos a Justo Mártir, el santo de las tiñas. Entre 1820 y 1830, los hermanos Mahon se enriquecieron en París al preparar y vender medicinas secretas para el favus. En 1829, el más joven de ellos describió la “tiña tondante” y publicó un libro con información comercial y nociones científicas: Recherches sur la siége et la nature des teignes.
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En 1834, Robert Remak observó en material de favus la presencia de filamentos, y en 1837 llamó al hongo Achorion schoenleinii (en honor a su maestro); publicó sus observaciones entre 1840 y 1845 (figura 1-2A). En 1839, Johann L. Schönlein estudió este hongo y concluyó que el favus se originaba de plantas (véase cap. 1). En 1840, Alphée Cazenave observó una epidemia de tiña tondante (microspórica) que adquirieron 14 hijos de diplomáticos en colonias francesas. En 1841, David Gruby (figura 1-3) cultivó y describió el hongo del favus y reprodujo la enfermedad en piel sana; en 1843 describió la parasitación endothrix y cultivó Microsporum audouinii. En 1845, Per Hendrick Malmsten, de origen sueco, creó el género Trichophyton e identificó a Trichophyton tonsurans. En 1845, Hermann Lebert denominó Oidium schoenleinii al hongo del favus. En 1847, Charles Ph. Robin identificó T. mentagrophytes.
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En 1853, W. Baum y G. Meissner describieron la localización ungueal y, en 1860, uno de los hermanos Mahon enfermó de onicomicosis al depilar a un paciente con favus. En 1870, Ferdinand von Hebra (figura 1-5) describió el eccema marginatum que Sabouraud llamó “epidermofitosis inguinal”. En ese mismo año, William Tilbury Fox se refirió a la tinea circinata de la mano.
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En 1879, Patrick Manson nombró tinea imbricata a una enfermedad descrita en la Polinesia como “tokelau” y ...