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Introducción

Fue descrito en el Atharva Veda en India hace siglos. De seguro la primera observación científica corresponde a Engelbert Kaempfer, un médico y viajero alemán que en 1694 hizo una descripción de esta enfermedad que observó en Malabar, India, como parte de su tesis doctoral en Holanda. En 1842, John McGill, un cirujano inglés, observó estos padecimientos en Madrás, en la región de Madura en India. En 1846, J. Godfrey, un cirujano, también en Madrás, hizo la primera caracterización en la literatura médica y la publicó en The Lancet con el título Diseases of the foot not hitherato described y la denominó “morbus tuberculosis pedis”. En 1846, L. Colebrook le llamó “pie de Madura”. En 1860, Minas describió lesiones en la mano y, en 1855, Ballingali, en los huesos. En 1860, Henry Vandyke Carter acuñó el término “micetoma” (véase figura 1-7), constató la presencia de granos negros y los señaló como partículas fúngicas; en 1874, publicó sus observaciones en una monografía, On mycetoma or the fungus disease of India. En ese mismo año, Ch. McQuestin señaló la existencia de micetomas en América, en Sonora, México. En 1893, J. E. Bocarro propuso el mecanismo de inoculación traumática.

En 1894, R. Boyce y N. F. Surveyor observaron que, además de los hongos, los actinomicetos también eran una causa de la infección y M. H. Vincent aisló Streptothrix (Actinomadura) madurae en un caso argelino. En 1906, A. Laveran observó Micrococcus pelletieri (A. pelletieri) en Senegal. En ese mismo año, Emile Brumpt señaló que varios hongos podían originar la misma enfermedad y describió Indiella somaliensis (S. somaliensis) y cultivó M. mycetomi (mycetomatis); en 1909, G. Tarozzi y, en 1911, Radeli describieron casos producidos por hongos de granos blancos (Monosporium apiospermum). Al mismo tiempo (1911), Ricardo Cicero estudió por primera vez casos de micetomas en México y los comunicó un año más tarde. Mientras, en 1928, M. Langeron también aplicó el término a casos producidos por Actinomyces y Nocardia.

La separación en eumicetomas y actinomicetomas fue sugerida por E. Pinoy en 1913, luego por Albert John Chalmers y el capitán R. G. Archivald en 1916 y más tarde por Pedro Lavalle en 1961.

En 1945, Antonio González-Ochoa demostró que Actinomyces mexicanus y Nocardia brasiliensis son la misma especie (véase figura 1-16).

En 1947, Fernando Latapí, al tratar con sulfonas a una paciente que padecía lepra lepromatosa nodular y micetoma observó la notable mejoría de ambas enfermedades, por lo que propuso su empleo en actinomicetomas (véase figura 1-13).

En 1994, El Sheikh Mahgoub, en su historia del micetoma en el Sudán, señala que éste parece ser el lugar donde se originó. Este autor, junto con Ahmed Hassan Fahal, ha contribuido al conocimiento de los datos epidemiológicos, clínicos, de imagenología y anatomopatológicos, así como de la terapéutica, del ...

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