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Introducción

En diciembre de 1905, en la zona del Canal de Panamá, el joven patólogo Samuel Taylor Darling describió de manera muy completa la enfermedad que hoy lleva su nombre, al practicar la necropsia de un sujeto del grupo étnico afroamericano originario de La Martinica; encontró en los histiocitos microorganismos intracelulares que consideró un protozoario con cápsula y lo denominó Histoplasma capsulatum (figura 1-11). En 1906, señaló que se trataba de una nueva enfermedad al diagnosticar dos sujetos con esplenomegalia y los microorganismos intracelulares semejantes a los del kala-azar, pero sin blefaroplasto.

En 1906, Richard P. Strong publicó en Filipinas una descripción similar menos completa. En 1913, en Hamburgo, el estudiante brasileño Henrique da Rocha-Lima concluyó que la histoplasmosis era una micosis y no una enfermedad por protozoario, al comparar los cortes histológicos del primer caso panameño con una linfangitis epizoótica equina. En 1926, William A. Riley y Cecil J. Watson describieron el caso de una mujer en Minnesota.

En 1929, Katharine Dodd y Edna Tomkins diagnosticaron in vivo un caso en un niño de seis meses de edad; William de Monbreun cultivó el hongo y reprodujo la enfermedad en animales; este descubrimiento, en el cual se señaló la naturaleza dimorfa del hongo, fue presentado en 1933 y publicado en 1934; en este último año, G. H. Hansmann y John R. Schenken también cultivaron el hongo y lo llamaron Scepedonium sp.

En 1944, Amos Christie y J. C. Paterson llevaron a cabo pruebas de histoplasmina en personas con calcificaciones y reacción negativa a la tuberculina, lo que les permitió señalar la amplia distribución de la enfermedad.

En 1945 y 1946, Carroll Palmer estableció la prevalencia de las presentaciones subclínicas; R. J. Parsons y D. J. Zarafonetis comunicaron siete casos y recopilaron 71 estudiados de 1905 a 1945. En 1948, en Bethesda, se presentó el primer seminario de histoplasmosis, donde se confirmó la presencia de la enfermedad en animales silvestres, y la utilidad diagnóstica de la intradermorreacción y la fijación del complemento.

Durante 1940, Pablo Negroni estudió el primer caso en Argentina, y en 1948, Chester Wilson Emmons aisló el microorganismo de madrigueras de rata (figura 1-18). En 1947 se detectó una epidemia en Oklahoma. En 1943, Tomás G. Perrín y Manuel Martínez Báez diagnosticaron mediante estudios histopatológicos el primer caso en México; sin embargo, datos encontrados en 1895 en un acta de Salubridad Pública del estado de Nuevo León señalan posibles casos de histoplasmosis epidémica en mineros expuestos a guano de murciélago. En 1949, D. Glusker y P. Fuentes Villalobos llevaron a cabo en México un extenso estudio epidemiológico; efectuaron prueba de intradermorreacción con histoplasmina en 1 672 conscriptos de diferentes regiones del país, y encontraron reactividad en 3.4% de los oriundos de la ciudad de México, 9.8% de los procedentes de Guanajuato, 24% de losde Yucatán y 29.5% de los de ...

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