Capítulo 8: Evaluación de la promoción de la salud

Introducción

¿Qué significa evaluación?

La palabra “evaluación” puede interpretarse de muy diversas formas. Es un término polisémico: evoca distintos significados. Para muchos, la mención del vocablo “evaluación” trae a la memoria experiencias escolares asociadas a exámenes de conocimientos y calificaciones. Para otros es sinónimo de fiscalización, se cree que hay que evaluar cuando existe la sospecha de que algo no está funcionando bien. En ciertas organizaciones burocráticas se le otorga comúnmente la connotación de auditoría, y puede generar preocupación entre los que dirigen o ejecutan proyectos y programas. La mala práctica de la evaluación ha contribuido a darle a este concepto una imagen punitiva y poco favorable.

En la cotidianidad, la gente se refiere a la evaluación de diferentes maneras, para muchos tiene una connotación de medición, otros la consideran una forma de estimación, otras personas la creen un mecanismo de reflexión para tomar decisiones, otras más la ven como una forma de valorar comparativamente objetos, hechos o situaciones. El diccionario de la Real Academia Española define (en su primera acepción) a la evaluación como “señalar el valor de algo” (cuadro 8-1).¹ Puede decirse en un sentido amplio (que abarque las connotaciones coloquiales y de “sentido común”) que la evaluación es un proceso orientado a emitir un juicio de valor (basado en ciertos criterios definidos). A esa manera de entender la evaluación y aplicarla en la cotidianidad para lo que se hace o las decisiones que se toman, se puede denominar evaluación informal.

El problema surge cuando se quiere someter a evaluación procesos más formales (servicios, actividades profesionales, políticas, programas, proyectos, planes), entonces no basta con la evaluación informal. Se requiere una evaluación sistemática.²

La evaluación sistemática implica investigación. La investigación evaluativa emplea los ...