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La proliferación de diversos cánceres depende de las hormonas o es regulada por ellas. Los glucocorticoides se utilizan por sus propiedades antiproliferativas y linfolíticas y también para disminuir las reacciones secundarias a otros tratamientos. Los estrógenos, los andrógenos y los análogos y antagonistas de gonadoliberina (hormona liberadora de gonadotropina) son eficaces para prolongar la supervivencia y diferir o evitar la reaparición de los tumores de mama y próstata. Tales moléculas interrumpen el eje de estimulación creado por las fuentes comunes sistémicas de andrógenos y estrógenos, inhiben la producción de hormona o la unión de ella a los receptores, y al final bloquean la expresión de genes que inducen la proliferación tumoral y la supervivencia.
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En el capítulo 42 se revisaron los datos sobre farmacología, principales usos terapéuticos y efectos tóxicos de los glucocorticoides. En este apartado se revisan sólo las aplicaciones de tales productos en los tratamientos antineoplásicos.
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Los glucocorticoides actúan al unirse a un receptor fisiológico específico que se desplaza (transloca) al núcleo e induce respuestas antiproliferativas y apoptóticas en células sensibles. Los compuestos mencionados, por sus efectos linfolíticos y su capacidad de suprimir la mitosis en linfocitos, se utilizan como agentes citotóxicos en el tratamiento de la leucemia aguda en niños y el linfoma maligno en menores y adultos. En el caso de la leucemia linfoblástica o indiferenciada aguda de los niños los glucocorticoides pueden generar una mejoría clínica a corto plazo y remisiones hematológicas objetivas en ≤ 30% de los menores. Sin embargo, la remisión mencionada es breve. Las remisiones aparecen con menor rapidez con los glucocorticoides que con los antimetabolitos, y no hay pruebas de resistencia cruzada a agentes no emparentados. Sobre tales bases, el tratamiento se comienza con prednisona y vincristina para seguir con una antraciclina o metotrexato y l-asparaginasa. Los glucocorticoides son un componente provechoso de regímenes terapéuticos de otros cánceres linfoides, que incluyen la enfermedad de Hodgkin, el linfoma no Hodgkin, el mieloma múltiple y la leucemia linfocítica crónica (CLL; chronic lymphocytic leukemia). Los compuestos de esta categoría son muy útiles para controlar la anemia hemolítica autoinmunitaria y la trombocitopenia que acompaña a la CLL.
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Se cuenta con diversos glucocorticoides, y en dosis equivalentes producen efectos similares (capítulo 42). La prednisona, por ejemplo, suele administrarse por vía oral en dosis incluso de 60 a 100 mg en los primeros días, para disminuir poco a poco dicha cantidad de 20 a 40 mg/día y utilizar la mínima dosis eficaz posible. Entre los efectos secundarios de dichos agentes están la intolerancia a la glucosa, la inmunodepresión, la osteoporosis y la psicosis (capítulo. 42). La dexametasona es el agente preferido para inducir la remisión en el mieloma múltiple, por lo común en combinación con melfalan, antraciclinas, vincristina, bortezomib o talidomida. Los glucocorticoides, y en particular la dexametasona, se utilizan junto con la radioterapia para reducir el ...