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El término “gastritis”, que significa “inflamación del estómago”, es uno de los conceptos médicos interpretados en forma más heterogénea, ya que constituye un proceso patológico diverso y multicausal. Con frecuencia lo utilizan tanto médicos como pacientes para referirse a sintomatología del abdomen superior, que por lo regular se relaciona con dispepsia. Es un diagnóstico muy frecuente y motivo de una gran cantidad de publicaciones científicas; sin embargo, no significa lo mismo para los diferentes especialistas (clínicos, radiólogos, endoscopistas, patólogos, etc.). La correlación clínica, endoscópica, radiológica e histopatológica es muy débil, por lo que el primer problema es definir el término gastritis y que signifique lo mismo para todos.1
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Tal falta de consenso en la clasificación de las gastritis refleja en los múltiples escritos médicos diferencias, no sólo en la nomenclatura, sino dificultades en la clara documentación de los patrones clínico-patológicos, los cuales tienen amplias variaciones, según factores geográficos, raciales y económicos.2
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Gastritis se refiere a una serie de entidades donde existe daño de la mucosa gástrica con presencia de infiltrado inflamatorio; por lo general, la ocasionan agentes infecciosos, reacciones de hipersensibilidad, autoinmunes o idiopáticos y, por tanto, su diagnóstico se establece única y exclusivamente con histología mediante toma de biopsia.
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El término “gastropatía” se emplea cuando hay daño mucoso gástrico en el que el infiltrado inflamatorio es mínimo o no existe, y la alteración predominante es epitelial (gastropatía reactiva) o vascular (congestiva, isquémica, etc.).
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A lo largo del tiempo se han empleado diferentes criterios (clínicos, etiopatogénicos, anatomopatológicos, topográficos, endoscópicos, clínicos, etc.) para clasificar las gastritis/gastropatías.3 Por su apariencia macroscópica y etiología se clasifican en específicas e inespecíficas; por el tipo de células inflamatorias se dividen en agudas y crónicas; por su localización, en tipo A cuando abarcan el fondo y cuerpo gástrico (por lo general se relaciona con factores inmunológicos); tipo B se ubican en antro (se asocia sobre todo con infección por Helicobacter pylori [H. pylori]) y el tipo AB es una pangastritis. Múltiples y variadas clasificaciones han surgido, ninguna de ellas totalmente aceptada y completa. La infección por H. pylori en la patogénesis de las gastritis crónicas (GC) replantea conceptos.
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En 1990 un grupo de expertos se reunió en Sydney (Australia) con el propósito de revisar y unificar las guías para la clasificación de la gastritis, el resultado fue la “Clasificación de Sydney” (figura 22-1) que se basa en criterios endoscópicos e histológicos que se combinan con información topográfica, histopatológica y etiológica.4 Obliga a la obtención de dos biopsias del cuerpo y dos del antro. Esta clasificación no alcanzó el éxito esperado, ni la aceptación médica generalizada debido a que se considera un sistema de graduación de las gastritis, en lugar de una verdadera clasificación y, por otro lado, la realizaron europeos, lo que ...