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La diarrea es un problema frecuente que afecta a la mayoría de las personas en algún momento de su vida. Casi siempre se presenta en forma aguda y cede de manera espontánea. Se afirma que una persona padece diarrea crónica cuando el episodio dura más de cuatro semanas y suele ser un problema costoso que afecta de manera adversa su calidad de vida. La causa puede establecerse a través de la historia clínica.
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El primer paso es identificar si el caso corresponde a un problema disfuncional. Los enfermos con padecimientos orgánicos presentan pérdida de peso, ataque al estado general y signos sugerentes de carencias nutricias. Las evacuaciones pueden contener sangre, restos de alimentos (lientería) o grasa (esteatorrea) y presentarse por las noches.
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Las evacuaciones escasas con sangre, moco, pujo y tenesmo indican que el problema se encuentra en el colon y que afecta al recto. Las heces voluminosas, pastosas o líquidas acompañadas de borborigmo, meteorismo y flatulencia son más frecuentes en las enfermedades del intestino delgado. En los casos de absorción intestinal deficiente existe lientería y esteatorrea.
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Una forma simple y práctica es abordar el caso de acuerdo con las características de la diarrea.
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La causa más común de diarrea crónica con sangre es la enfermedad inflamatoria intestinal. Un error frecuente es atribuir a la amibiasis intestinal la presencia de sangre en heces; si bien ésta debe incluirse en el diagnóstico diferencial, no siempre es la causa de una diarrea crónica sanguinolenta. En ningún caso debe establecerse el diagnóstico de colitis amibiana por la sola presencia de quistes de E. histolytica y, si la sospecha clínica lo amerita, debe practicarse un frotis para la búsqueda intencionada de trofozoítos (cuadro 27-1).
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Además de la frecuencia y el horario de las evacuaciones (nocturnas, posprandiales o asociadas con ciertas actividades), resulta útil interrogar acerca de la historia familiar de enfermedad inflamatoria, cambios en apetito, fiebre, dolor abdominal y datos de afección extraintestinal como úlceras en boca, alteraciones en ojos (iridociclitis) o articulaciones (sacroileítis, artropatía periférica), lesiones en piel (eritema nodoso, pioderma gangrenoso) y en región perianal (fístulas, fisuras y abscesos).
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En el diagnóstico diferencial deben incluirse otras infecciones como: Yersinia, Campylobacter y Citomegalovirus; a la enteritis posradiación, colitis isquémica y sobre todo cáncer de colon o recto.
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La digestión y absorción deficiente ocasiona diarrea crónica. Las evacuaciones de ...