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Introducción

El trasplante hepático en el momento actual constituye, sin lugar a dudas, el tratamiento de elección para enfermedades hepatobiliares irreversibles de diversas etiologías, tanto en adultos como en niños y que impactan, de manera notable, en su calidad de vida e incrementan su expectativa de vida.

Los avances médicos y quirúrgicos logrados permiten trasplantar a pacientes que antes eran descartados como candidatos para el procedimiento y que incluso se encuentran en fases más avanzadas de la enfermedad. La sobrevida global ha mejorado de forma general, por la mejor selección de los receptores, la mayor compatibilidad donador-receptor y la opción de un trasplante “programado” con un donante vivo, como se muestra en el cuadro 58-1.

Cuadro 58-1.

Sobrevida de trasplante hepático

Indicaciones

El cuadro 58-2 muestra una lista de las principales indicaciones. Aquellos pacientes que tengan evidencia de insuficiencia hepática aguda fulminante, algún defecto en el metabolismo hepático o padezcan cirrosis con alguna de sus complicaciones (encefalopatía, ascitis, carcinoma hepatocelular, síndrome hepatorrenal o sangrado variceal) deben ser considerados para recibir un trasplante hepático. En adultos la indicación más común es cirrosis secundaria a infección del virus de hepatitis C y alcohol, mientras que en niños la indicación más frecuente es atresia de vías biliares.

Cuadro 58-2.

Indicaciones de trasplante hepático

Contraindicaciones para trasplante hepático

Los pacientes que no son aptos para recibir un trasplante hepático completan una buena parte del protocolo de evaluación antes de ser descartados como candidatos, y la mayoría de las veces es una decisión colegiada. Se puede considerar que existen contraindicaciones absolutas que se aceptan en todo el mundo y contraindicaciones relativas, dependiendo de la experiencia y política de cada centro de trasplantes. El cuadro 58-3 hace referencia a estas contraindicaciones. Toda condición clínica que haga el trasplante como técnicamente imposible, o la sobrevida después del mismo sea mala, puede considerarse una contraindicación absoluta, en cambio una contraindicación relativa en el caso particular de un paciente puede ser una o más condiciones clínicas que impliquen resultados subóptimos y pongan en riesgo la vida del receptor o su evolución inmediata posterior.

Cuadro 58-3.

Contraindicaciones del trasplante hepático

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