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Al referirse a procesos infecciosos intraabdominales cabe recordar que la primera referencia registrada se debe a Hipócrates, quien describió al “paciente con apariencia de enfermo y devastado con expresión de miedo, abdomen rígido y sin ruidos intestinales”, refiriendo desde entonces con esta descripción lo catastrófico del padecimiento.1 La peritonitis, la infección intraabdominal y la sepsis abdominal son padecimientos diferentes,2 aunque están muy relacionados entre sí. La peritonitis se refiere a una condición inicial con irritación del peritoneo por diversas causas; la infección intraabdominal es su consecuencia local, y la sepsis abdominal constituye una etapa avanzada de ésta, en la que se suman efectos sistémicos potencialmente graves y mortales.
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Como detonante de infección o sepsis abdominal, la peritonitis inicia con un evento de abdomen agudo complicado,3,4 catastrófico o iatrógeno, asociado muchas veces a retraso diagnóstico y/o terapéutico.
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La patología infecciosa intraabdominal y sus efectos sistémicos son motivo de gran cantidad y diversidad de publicaciones, en las que destacan la unificación de conceptos, métodos avanzados de diagnóstico y pronóstico, bases biomoleculares de la respuesta pro y antiinflamatoria y el resultado de los tratamientos modernos; sin embargo, la morbilidad y la mortalidad continúan siendo inaceptablemente altas, en especial en infecciones severas con disfunciones orgánicas.5 Por todo lo anterior es de gran importancia para el clínico no sólo establecer una secuencia diagnóstica y terapéutica oportuna y apropiada en pacientes con esta patología, sino también la búsqueda de nuevas alternativas que coadyuven en la disminución de la mortalidad.6,7
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El control de la peritonitis secundaria o sepsis abdominal se lleva a cabo mediante tratamiento quirúrgico moderno, un adecuado manejo antibiótico y medidas de soporte sistémico tales como oxigenación adecuada, soporte del volumen intravascular, apoyo nutricional y manejo selectivo con terapias avanzadas.
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La importancia de la cirugía quedó plasmada desde que Kirschner proporcionó las primeras guías quirúrgicas8 para las nuevas estrategias, aunadas a un conjunto de avances médicos, entre los que destacan el desarrollo de nuevos antibióticos, la generación de unidades de cuidados intensivos, el apoyo nutricional y las técnicas imagenológicas con alta precisión diagnóstica y capacidad terapéutica. Como pilar fundamental en la guía diagnóstica y terapéutica, el cirujano cuenta en la actualidad con una amplia gama de estrategias para controlar el origen de la infección, tales como los métodos de radiología intervencionista, el reconocimiento temprano y tratamiento oportuno del síndrome compartimental, y el abdomen abierto con relaparotomía planeada o a demanda. A pesar de todos estos avances y estrategias sigue registrándose una elevada mortalidad. Por ello, en el afán de disminuir dicha morbilidad y mortalidad, la atención se centra en las bases biomoleculares para detectar oportunamente a los pacientes que evolucionarán mal. Recientemente se investiga la respuesta inflamatoria y antiinflamatoria para la temprana detección de etapas de proinflamación en exceso y su adecuado control, o una etapa antiinflamatoria desproporcionada que ocasione parálisis inmunológica que se ...