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Introducción

Las aplicaciones clínicas de las imágenes por resonancia magnética (IRM) de abdomen, inicialmente publicadas en 1982, demostraron su importancia en la evaluación de las enfermedades abdominales. Las IRM tienen la capacidad de detectar cambios bioquímicos a nivel molecular, en contraste con la tomografía axial computarizada (TAC), que se basa sólo en los valores de atenuación de los tejidos.

Clásicamente, el diagnóstico por imagen de los padecimientos gastrointestinales se lleva a cabo con estudios radiológicos simples, contrastados y TAC; todos tienen en común el uso de radiación ionizante, así como el de contrastes orales o intravenosos para la caracterización de las lesiones.

La IRM utiliza ondas de radiofrecuencia que producen movilización de los protones de hidrógeno, dentro de un campo magnético estable producido por un imán, cuya potencia es capaz de generar un campo magnético tres veces mayor al de la Tierra.

La IRM proporciona una elevada calidad de imagen, información anatómica detallada y es fácilmente reproducible. Ofrece imágenes multiplanares con una extensa gama de contrastes que permiten identificar la naturaleza de las lesiones. Esto se logra mediante el uso de secuencias específicas, como las potenciadas en T1, T2 y secuencias de gradiente simples o contrastadas.

El uso de las diferentes secuencias y protocolos de estudio varía de acuerdo con el órgano involucrado, de la naturaleza de la lesión, su comportamiento antes y después de aplicar contraste y de las condiciones clínicas del paciente.

En el estudio de abdomen con IRM el reto es lograr secuencias más rápidas que eviten artificios ocasionados por el movimiento respiratorio y la peristalsis intestinal. Muchas de las secuencias utilizadas requieren de apneas, que en equipos actuales no rebasan los 22 segundos HASTE;1 también existen secuencias con respiración libre, factor particularmente importante en pacientes que por sus condiciones clínicas son poco cooperadores o que están sedados.2

Se debe considerar el impacto económico que representa tanto para el paciente como para las instituciones el uso indiscriminado de la IRM, por lo que es necesario conocer las indicaciones generales y específicas para cada órgano, a fin de proporcionar la mayor información posible al clínico.

Estudios contrastados

El contraste utilizado es el gadolinio, contraste paramagnético que ocasiona acortamiento en los tiempos de relajación de secuencias T1 y T2. Se elimina por vía renal, como los yodados, por lo que deben obtenerse valores de azoados previos al estudio y en forma ideal de filtrado glomerular para evaluar el costo-beneficio de su uso en pacientes con insuficiencia renal y/o hepática.

Existen contrastes basados en partículas de hierro (SPIO) que se fijan al sistema reticuloendotelial, por lo que son útiles en la detección de fibrosis hepática, nódulos de regeneración de carcinoma hepatocelular, así como caracterización de adenopatías por lesiones benignas o por infiltración metastásica.

El uso de contraste aporta ...

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