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Los pacientes inmunodeprimidos incluyen a aquéllos con inmunodeficiencias primarias (hereditarias: humorales o celulares) o secundarias como infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), inmunodepresión por neoplasia o tratamiento para ésta, alteraciones de la médula ósea, tratamiento con esteroides, terapias citotóxicas o con algún otro inmunodepresor (como en los pacientes trasplantados), neoplasias hematológicas y desnutrición.
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En teoría, una deficiencia específica incrementa la susceptibilidad de los individuos a ciertos tipos de patógenos que dicha defensa puede erradicar. Aunque es posible que se conozca un patrón básico con base en el tipo de alteración, los tipos y gravedad de las infecciones pueden ser impredecibles ya que muchos pacientes reciben tratamientos agresivos que afectan no sólo un sistema de defensa sino varios, con lo que se incrementa la gravedad y variedad de procesos infecciosos. Estos pacientes son más susceptibles a las infecciones oportunistas causadas por microorganismos de baja virulencia que forman parte de la flora normal o por patógenos que se encuentran en un estado latente en el individuo sin compromiso inmunológico.
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La variedad de enfermedades puede abarcar desde una infección viral benigna hasta una bacteriana que produce septicemia grave y muerte. Este tipo de infecciones incluye un importante espectro de complicaciones relacionadas con la enfermedad; por ejemplo, en los pacientes con lupus eritematoso sistémico que reciben tratamiento inmunosupresor, las infecciones causan 30 a 50% de la morbimortalidad.
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Para orientar hacia el diagnóstico e instituir el tratamiento adecuado es importante tener en cuenta tanto la naturaleza de la deficiencia del sistema inmunitario como el grado y tiempo de inmunodepresión a fin de identificar los posibles patógenos, los cuales pueden clasificarse de acuerdo con el inmunocompromiso relacionado (cuadro 58-1); asimismo el tipo de acción de los medicamentos que se utilizan para cada uno de los padecimientos determina las infecciones vinculadas (cuadro 58-2).
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