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Las infecciones de la piel y los tejidos blandos son entidades clínicas de etiología, presentación y gravedad variables resultado de la invasión microbiana de diferentes capas de la piel o el tejido subcutáneo. Estas infecciones pueden variar desde las formas leves (impétigo) hasta las muy graves que ponen en riesgo la vida (fascitis necrosante).
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Las infecciones cutáneas se dividen en complicadas y no complicadas (cuadro 67-1). Las primeras incluyen abscesos simples, impétigo, furúnculos y celulitis. Las complicadas afectan diversas estructuras profundas y suelen requerir intervenciones quirúrgicas (úlceras infectadas, grandes abscesos o fascitis necrosante).
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Diferentes factores relacionados con el paciente o con el mecanismo de la lesión o exposición de la piel pueden aumentar la gravedad, determinar tanto la etiología como el curso de la enfermedad y orientar el tratamiento. Comprenden traumatismo (laceraciones, quemaduras, abrasiones, aplastamiento), uso de drogas intravenosas, trastornos predisponentes del paciente (diabetes, insuficiencia vascular, neutropenia, cirrosis), antecedente de celulitis estreptocócica y mastectomía radical con disección axilar.
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Una vez que la piel pierde su continuidad y es penetrada, los microorganismos pueden causar daño tisular y respuesta inflamatoria. La afección de los poros de la epidermis puede causar foliculitis, forúnculos o carbunco. La infección de las capas superficiales se denomina erisipela, en tanto que la de planos profundos de la dermis o tejidos subcutáneos, o ambos, se considera como celulitis. Por último la afección de planos aún más profundos da lugar a fascitis o miositis.
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DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES
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Las lesiones eritematosas de la piel no siempre representan infecciones. En el caso de lesiones de las extremidades superiores debe considerarse, además, la posibilidad de tromboflebitis superficial, dermatitis por contacto, síndrome de Sweet o artritis gotosa. Para lesiones faciales hay que descartar acné, reacciones a fármacos, policondritis recidivante, herpes zoster o psoriasis. En el tronco pueden presentarse reacciones a fármacos y cuerpos extraños, celulitis eosinofílica, herpes zoster y carcinoma erisipeloide. En las extremidades inferiores es importante excluir trombosis venosa profunda, eritromelalgia o artritis gotosa. El aspecto más importante es mantener la sospecha de estas alteraciones y realizar un interrogatorio y una exploración física adecuados.
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DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
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En la mayoría de los casos el diagnóstico se basa en la impresión clínica; los estudios de laboratorio e imagen ayudan a confirmarlo y a identificar la etiología. Los criterios mínimos para una infección de piel y tejidos blandos comprenden dolor, eritema, edema y calor de un ...