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La definición de dispepsia aún es controversial, aunque la que más se acepta es la que se refiere a la manifestación de síntomas que se presentan u originan en la región gastroduodenal en ausencia de alguna enfermedad metabólica, sistémica u orgánica que los explique.
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Alrededor de 20 a 30% de las personas mencionan síntomas dispépticos crónicos o recurrentes. Sin embargo, la prevalencia se modifica en las distintas comunidades de uno a otro país y se calcula que cerca de uno de cada dos sujetos con síntomas busca atención médica en algún momento de su vida.
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Entre los pacientes con dispepsia funcional, 40% muestra retardo en el vaciamiento gástrico –algo que resulta controversial porque en algunos casos es secundario al síndrome de intestino irritable–, alteraciones en la motilidad gastroduodenal, hipersensibilidad y otras perturbaciones fisiopatológicas entre las que se incluye la infección por Helicobacterpylori.
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Los pacientes con uno o más síntomas de saciedad temprana, plenitud posprandial, dolor epigástrico de tipo urente padecen dispepsia.
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La historia y el cuadro clínico son fundamentales para elaborar el diagnóstico. Se recomienda dividir a los pacientes en mayores de 55 años con síntomas de alarma y pacientes jóvenes o menores de 55 años sin síntomas de alarma para decidir la realización de pruebas no invasivas para investigar H. pylori, así como practicar endoscopia temprana, estudios radiológicos baritados, estudios de vaciamiento gástrico y de ultrasonografía.
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La explicación de los síntomas y la tranquilidad del paciente son muy importantes. Se debe modificar el estilo de vida y la dieta, y prescribir también fármacos para síntomas específicos que incluyan, en ocasiones, la erradicación de H. pylori; la terapia conductual parece ser útil en algunos casos.
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Muchos síntomas se interpretan como sinónimo de dispepsia, lo que ha generado confusión. El capítulo de trastornos gastroduodenales funcionales del comité de Roma III la define como la presencia de síntomas (dolor y ardor en el epigastrio, plenitud posprandial y saciedad temprana) que se presentan u originan en la región gastroduodenal en ausencia de enfermedad metabólica, sistémica u orgánica que explique los síntomas.1 La acidez se excluye de los síntomas primarios que surgen de la región gastroduodenal, por lo que se descarta de la definición de dispepsia a pesar de que cursa en ocasiones en compañía de síntomas gastroduodenales; asimismo, el dolor retroesternal sugestivo de enfermedad esofágica (conocido como dolor torácico no cardiaco) se exceptúa de la dispepsia. Por lo regular, las sensaciones de náusea e hinchazón son síntomas subjetivos que se deben distinguir de una distensión visible; éstas se suelen relacionar con el síndrome de intestino irritable y, ...