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DIABETES MELLITUS

BASES PARA EL DIAGNÓSTICO Y CARACTERÍSTICAS TÍPICAS

  • Poliuria, polidipsia y pérdida ponderal.

  • Hiperglucemia y glucosuria con o sin cetonuria.

GENERALIDADES

La diabetes tipo 1 o diabetes con mediación autoinmunitaria (antes denominada diabetes juvenil o diabetes mellitus insulinodependiente [IDDM]) es la variante más común de diabetes en personas menores de 40 años. Se vincula con anticuerpos contra las células de los islotes (marcadores inmunológicos), disminución de la producción de insulina y propensión a la cetosis.

La diabetes tipo 2 (diabetes mellitus no insulinodependiente [NIDDM], sin mediación inmunitaria) es el tipo más común en personas mayores de 40 años; se relaciona con la existencia de sobrepeso y resistencia a la insulina, y carece de propensión a la cetosis. La frecuencia de diabetes tipo 2 en niños se está incrementando, y corresponde hasta a la mitad de los de raza negra o de origen hispánico y a más de dos terceras partes de aquellos con ascendencia india americana que desarrollan diabetes. Se presenta con más frecuencia en adolescentes con sobrepeso.

La diabetes juvenil con inicio en la madurez (MODY) es mucho menos común e incluye diversas variantes de diabetes en niños sin obesidad en los que se identifican mutaciones genéticas (p. ej., mutaciones de los genes de la glucocinasa o del factor nuclear hepático 1 o 2). Se manifiesta como una variante no cetósica de la diabetes sin existencia de anticuerpos contra las células del islote, y con frecuencia se relaciona con antecedentes familiares de diabetes en varias generaciones.

La diabetes neonatal, que es infrecuente, se vincula con distintas etiologías que requieren evaluación especializada y terapias específicas. Por ejemplo, algunos niños padecen diabetes neonatal transitoria. Otros tienen mutaciones específicas y el tratamiento óptimo lo constituyen los medicamentos del tipo de la sulfonilurea, tras la recepción inicial de terapia con insulina.

Patogénesis
A. Diabetes tipo 1

La diabetes tipo 1 deriva del daño inmunológico a las células β productoras de insulina de los islotes pancreáticos. Este daño se genera de manera gradual —a lo largo de varios meses o años en la mayor parte de la gente—, y los síntomas no se manifiestan sino hasta que alrededor de 90% de los islotes pancreáticos se encuentra destruido. Para que ocurra daño inmunológico es necesaria una predisposición genética, que tiene probabilidad de recibir influencia de factores ambientales.

La importancia de la genética se demuestra a partir del hecho de que entre gemelos idénticos el segundo desarrolla diabetes en más de 50% de las ocasiones una vez que el primero adquiere la enfermedad. Alrededor de 6% de los hermanos o descendencia de personas con diabetes tipo 1 también desarrolla diabetes (en comparación con su prevalencia de 0.2 a 0.3% en la población general). La condición es más común en niños ...

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