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Introducción

Preguntas de evaluación inicial

  1. De las fases de E. histolytica, ¿por qué sólo el trofozoíto ocasiona daño en un tejido?

  2. ¿Por qué los portadores asintomáticos son los causantes de que la amibiasis no desaparezca de una región?

  3. ¿De qué forma la colagenasa que produce E. histolytica contribuye a la disentería en una persona infectada?

  4. En caso de amibiasis hepática, ¿qué tratamiento se recomienda?

  5. ¿Por qué la prevalencia de personas seropositivas a E. histolytica es menor que la prevalencia estudiada mediante exámenes coproparasitoscópicos?

La amibiasis es una infección humana producida por el protozoario Entamoeba histolytica y afecta sobre todo al intestino grueso, si bien puede dañar otras regiones del cuerpo. El nombre científico del parásito se compone a partir de cuatro términos griegos que significan: Ent- “intestino”; ameba- “amoeba”, hist- “tejido” y lisis- “destrucción”, y por sí solo explica la naturaleza de la enfermedad que provoca. En verdad, el trastorno implica una destrucción de los tejidos intestinales. El protozoario se denomina ameba, pero se ha extendido el uso menos riguroso de “amiba” y por consiguiente a la enfermedad se le conoce como “amibiasis”. Desde el punto de vista patogénico los agentes se llaman en realidad E. histolytica, cuando es patógeno, y E. dispar si no lo es.

Reseña histórica

El descubrimiento y la descripción inicial de la amibiasis se deben al médico ruso Fedor Lösch en 1873, quien sugirió que existía una relación entre E. histolytica y la amibiasis, al infectar un perro con el parásito obtenido de un paciente. Sin embargo, no logró reproducir la enfermedad y fue hasta 1891 cuando Councilman y La Fleur descubrieron la evidencia clínica y patológica de la asociación de E. histolytica con la disentería y el absceso hepático en humanos.

En 1893, Quincke y Roos descubrieron al parásito en su forma de quiste. Más tarde, en 1913, Walter y Sellards determinaron que la transmisión de la enfermedad ocurre por los quistes y no por los trofozoítos, que los portadores asintomáticos son los reservorios y responsables de la transmisión, además de que existe un grupo de individuos de alto riesgo y que hay diferencias de virulencia en los parásitos.

En 1925 Emile Brumpt sugirió que había dos especies: una capaz de causar enfermedad invasora, Entamoeba histolytica, y otra que nunca causa la enfermedad, a la que llamó Entamoeba dispar.

Sin embargo, las observaciones de Brumpt no fueron reconocidas en su momento, sino hasta la década de 1970-1979, cuando se acumularon observaciones que apoyaban la hipótesis de Brumpt sobre la existencia de dos organismos distintos. Tras la acumulación de datos bioquímicos, inmunológicos y genéticos, en 1993 se publicó la descripción formal de E. histolytica, separándola de E. dispar.

De estos hechos resalta, en primer lugar, la peculiar e inteligente manera de pensar de Lösch ...

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