La toxoplasmosis adquirida es una infección muy común en el humano. Se ha reportado que aproximadamente una tercera parte de la población mundial se encuentra infectada; sin embargo, la incidencia varía entre 10 y 90%, según el país. Parece que esta variación obedece a las costumbres alimentarias; así, en Francia, donde la carne se consume cruda o parcialmente cocida, 80% de la población es seropositiva, mientras que en Inglaterra, donde la carne se consume cocida, sólo 29% de la población presenta una serología positiva.
Se ha estimado que la incidencia de la toxoplasmosis congénita es de 0.25-10 casos por cada 1 000 nacimientos, según el país. Se ha constatado, por ejemplo, que en Estados Unidos nacen cada año 3 000 niños con toxoplasmosis congénita. En los pacientes con SIDA, la toxoplasmosis es una de las infecciones oportunistas más frecuentes, y suele ser mortal. Se ha reportado que 30% de los pacientes HIV+ infectados con T. gondii desarrolla una encefalitis debida a este parásito.
Caso clínico
En 2003 los doctores Enrique Valdés R., Lorena Quiroz V. y Mauro Parra C. publicaron un caso de toxoplasmosis congénita en el que se detectó ventriculomegalia al examen ecotomográfico de rutina en una madre con 33 semanas de embarazo. La evaluación ultrasonográfica anatómica fetal reveló una circunferencia cefálica creciendo en percentil 1 y ventriculomegalia bilateral, con feto creciendo en percentil 53, placenta grado 2 de Grannum y líquido amniótico dentro de límites normales. Se planteó la posibilidad de síndrome de Torch y se propuso estudio materno, en el cual apareció un título de IgM 1/64 para toxoplasmosis mediante prueba de hemaglutinación indirecta, inmunofluorescencia positiva (IgG 1/64) y fijación de complemento negativo. La paciente ingresó al servicio de maternidad con su embarazo de 34 semanas de gestación con diagnóstico de rotura prematura de membranas y cicatriz de cesárea.
A esto se indicó interrupción del embarazo por vía alta, con lo cual se obtuvo un recién nacido de sexo masculino pretérmino de 2.250 g, Apgar 9-10; al examen físico se destacaron microcefalia y signos concordantes con edad pediátrica de 36 semanas.
Se determinó Torch para el neonato, que demostró serología negativa para rubéola, citomegalovirus, herpes 1 y 2; y una positiva para toxoplasmosis en títulos significativos, tanto para IgG como para IgM; en líquido cefalorraquídeo (LCR) y en sangre por ELISA e inmunofluorescencia indirecta (IFI). Tras practicar PCR, tanto madre como hijo resultaron positivos para toxoplasmosis. Mediante tomografía axal computarizada (TAC) cerebral se demostró la presencia de múltiples calcificaciones parenquimatosas de región periventricular y cortical, atrofia del parénquima cerebral con marcado adelgazamiento cortical de predominio parietooccipital, ventrículos laterales dilatados con aspecto de colpocefalia, desarrollo de surcos corticales ausente y agenesia de cuerpo calloso.
Mediante estudio de fondo de ojo se detectó lo siguiente. OD: microftalmía discreta, leucocoria, masa blanca retrolental; OI: papila pálida con vasos traccionados hacia temporal, lesión coriorretinal papilar inferomacular con vitreítis asociada, por lo que se declaró toxoplasmosis ocular.
El recién nacido evolucionó con anemia hemolítica, alcanzando un hematocrito de 28%, por lo que se le transfundió con glóbulos rojos; además, cursó con hiperbilirrubinemia, alcanzando valores máximos de 13 mg/dL y no requirió fototerapia.
Recibió tratamiento con daraprim, 1 mg/kg/día en dos dosis diarias durante cuatro semanas; sulfadiazina, 100 mg/kg/día en dos dosis diarias durante cuatro semanas; prednisona, 2 mg/kg/día por vía oral con dosis decrecientes por un total de 30 días y ácido folínico, 3 mg cada siete días.
Tomado de Valdés et al. 2003.
Preguntas para reflexionar
¿Cuáles son las razones por las que la vacuna contra la toxoplasmosis será un buen candidato para producir enfermedad de Chagas y amibiasis, en comparación con otras parasitosis, como paludismo?
¿Qué será de mayor riesgo, una mujer embarazada seropositiva o una seronegativa a T. gondii cuando esté en contacto con el parásito?
¿Qué función desempeñan los hábitos y costumbres en la frecuencia de la toxoplasmosis de una población?
Respuestas a las preguntas de la evaluación inicial
Taquizoíto, bradizoíto y esporozoíto.
El felino.
La Dye test (prueba del colorante).
el IFN-γ (interferón gamma).
Mujeres embarazadas que nunca tuvieron contacto con el parásito e inmunodeficientes.