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Los humanos son la única fuente de infección humana. La cadena epidemiológica depende de la interacción de tres factores: a) ambiente adecuado para el desarrollo de huevos y larvas, b) contaminación fecal del suelo con huevos de los parásitos y c) contacto de los humanos con el suelo contaminado. En las zonas tropicales, los factores mencionados se conjugan principalmente en el campo. La vegetación abundante, favorecida por la lluvia, permite la humedad, sombra y riqueza de detritos orgánicos. Estas condiciones, junto con temperatura alta, resultan propicias para la evolución de huevos y larvas.
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En los países con clima templado, la anquilostomosis se propaga en los túneles o en las galerías de minas de carbón. En las zonas endémicas, la población más susceptible de contraer la infección es la infantil, porque lactantes y niños juegan en el suelo contaminado y a la vez contribuyen a la contaminación de los alrededores, como ocurre en las zonas rurales y tropicales de América Latina. El hábito de andar descalzo favorece la propagación de la infección. Además, la desnutrición y la carencia de hierro en la alimentación agravan los cuadros clínicos de la enfermedad en las zonas endémicas. En América Latina fallecen cada año alrededor de 5 000 personas por cuadros graves de uncinariasis o por sus complicaciones.
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La ancilostomosis está presente en todos los continentes, aunque es más frecuente y grave en las zonas tropicales. Se encuentra en una extensa región, entre los paralelos 38° de latitud norte y 34° de latitud sur; sin embargo, la distribución no es uniforme debido a la variedad ecológica regional. Se calcula que en América Latina hay unos 40 millones de personas infectadas. En Chile, hasta 1950 existía en las minas de carbón de la provincia de Concepción. Hay relación evidente entre la prevalencia alta de la ancilostomosis y la pobreza, el analfabetismo y el deficiente saneamiento ambiental de las poblaciones. En México, la especie que predomina es N. americanus.
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Caso clínico
El paciente fue un niño de seis años de edad, originario de la Huasteca veracruzana, que acudió a consulta por padecer disentería de tres semanas de evolución; más tarde se presentó melena. Llegó en malas condiciones generales: hipoactivo, con palidez extrema, tiraje intercostal, obnubilación, hipotensión arterial, distensión abdominal y peristaltismo disminuido, por lo que se infirió una hipovolemia al borde del choque.
Fue ingresado a la unidad de terapia intensiva (UTI) con los diagnósticos de choque hipovolémico por hemorragia digestiva, anemia severa y prechoque. Además se añadió dificultad respiratoria y signología sugestiva a neumonía.
La radiología de abdomen mostró asas intestinales dilatadas con edema de pared, por lo que se sospechó edema intestinal y fue iniciado tratamiento con cefotaxima.
La evolución se mantuvo estacionaria, por lo que se indicó endoscopia digestiva, la cual demostró gastritis aguda, duodenitis erosiva y presencia masiva de parásitos, cuya morfología indicaba que se trataba de una infestación por Necator americanus, sospecha que se confirmó mediante estudio parasitológico.
El tratamiento a seguir fue albendazol, el cual produjo mejoría significativa.
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Preguntas para reflexionar
¿Cuál es la razón de que existan más infestaciones por Necator americanus que por Ancylostoma duodenale?
¿La cantidad de blastómeros observados en un huevo de uncinarias será determinante para identificar la especie?
¿Cuál es la razón de que algunas especies de uncinarias no sigan la ruta: corazón, pulmones, deglución e intestino y, en cambio, se dirijan a otros sitios extraintestinales, como la dermis?
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Respuestas a las preguntas de la evaluación inicial
La vía cutánea.
En el intestino delgado.
Necator americanus.
La presencia de dientes cortantes para Ancylostoma duodenale y placas cortantes para Necator americanus.
Se debe a que causa anemia.