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En la actualidad los estudiantes a cualquier nivel cuentan cada vez con más tecnología. Los niños crecen viendo un televisor a colores, a diferencia de las generaciones de hace 50 años, las cuales o no contaban con televisión o veían imágenes en blanco y negro. Ahora predominan los videojuegos, que por la interacción con computadoras permiten al usuario percibir imágenes dinámicas a todo color y con sonidos vívidos. Los teléfonos celulares, entre otros aparatos, representan mayores y más rápidas vías de comunicación; asimismo, la robótica permite pensar en construir organismos cada vez más complejos manipulables por las personas. Esta avalancha tecnológica hace evidente que el cerebro humano tiene un potencial enorme para crear y aprender.
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Los equipos humanos que se encargan de estudiar los problemas de la educación actual están conformados por pedagogos, filósofos, psicólogos, etc. Muchos de ellos toman como base teorías como las de Piaget, Vigotsky y Ausubel, que señalan al alumno como el centro del aprendizaje, además puntualizan que a través de la interacción con los objetos, con la misma sociedad y buscando un aprendizaje significativo para él, respectivamente, se demuestra que a través del constructivismo el alumno es capaz de aprender mejor, al tiempo que adquiere habilidades para juzgar, inferir, deducir, investigar, seleccionar, sistematizar, analizar, sintetizar y así por el estilo.
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El alumno debe partir de un conocimiento previo, enriquecerlo y edificar a partir de allí. Los conceptos que se manejan en este libro de parasitología cumplen la función de ser el fundamento, son el conocimiento previo que permite empezar la construcción de nuevos conocimientos; acto seguido, el estudiante debe emplear herramientas para alcanzar nuevos conocimientos.
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Una de las más útiles entre tales herramientas y que propicia un avance tangible es lo que el constructivismo llama “mapas mentales”, pues al elaborarlos el individuo toma los conocimientos que ha adquirido, los analiza e interrelaciona, para después sintetizarlos; además, al manejar los conceptos clave, los selecciona, es decir, valora cuáles le sirven. Al principio de cada capítulo del libro están incluidas preguntas de reflexión que invitan al alumno a pensar en cuestiones relacionadas con temas parasitarios, lo cual busca motivarlo a que elabore otros problemas y que busque la resolución de los mismos mediante reflexiones sobre el tema.
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La mente piensa en forma de un mapa, por lo que si al estudiante se le pide que elabore un mapa mental entenderá de mejor manera los temas bajo escrutinio. En este apéndice B se invita a la elaboración de mapas mentales para estudiar mejor la parasitología. De acuerdo con Tony Buzan en su obra El libro de los mapas mentales (2007), son muchas las características que reúnen los mapas mentales, entre otras:
Idea central. Debe partir del principal objeto de estudio.
Jerarquización. Las ideas se ordenan de acuerdo con su prioridad o importancia, lo cual permite dar orden y secuencia que propicie entender bien los conceptos. Es importante manejar de manera adecuada el tamaño de la letra o de la imagen.
Asociación de ideas. Permite aumentar la memoria y creatividad, además de integrar varios conceptos estructurándolos en el mapa. La asociación se representa mediante flechas cuyo grosor varía de acuerdo con dicha jerarquización y énfasis de cada concepto.
Claridad. Es recomendable usar el menor número de palabras por cada concepto, si es posible, usar una sola palabra clave, se pueden escribir sobre la línea. Las imágenes también deben ser claras, de manera que por sí solas expresen el concepto.
Tridimensionalidad. Debido a que vivimos en un mundo de tres dimensiones, es preciso crear un mapa tridimensional con las imágenes y palabras empleadas, esto permite que las ideas más importantes destaquen y sean recordadas con más facilidad.
Orden. Ordenar las ideas es de suma importancia para integrarlas y memorizarlas de manera lógica, pues nuestro cerebro aprenderá a retener sin dificultad los conceptos centrales. Una buena capacidad para ordenar también ayuda a explicar o expresar mejor las ideas y con mayor claridad.
Policromía. El empleo de colores favorece la memorización de los conceptos e impulsa la creatividad para buscar nuevos conceptos.
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Una vez que se arma un mapa es importante revisarlo, dejar descansar la mente durante cierto tiempo y volver a revisarlo para hacer las modificaciones y correcciones necesarias.
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A continuación se presentan tres ejemplos de cómo trabajar estos mapas a partir de la información que contiene esta obra:
La figura Ap. B-1 ofrece un ejemplo de mapa mental ya elaborado por el autor de esta obra.
La figura Ap. B-2 muestra cómo trabajar en la elaboración de un mapa a partir de conceptos o términos listados. Del lado izquierdo se ubican 10 términos, aunque cabe incluir más o menos conceptos; del lado derecho se presenta el concepto bajo escrutinio. El estudiante debe utilizar esos términos y con ellos armar su propio mapa mental tomando en consideración las recomendaciones indicadas.
En cada capítulo el estudiante puede elegir el tópico que más le interese y que desee estudiar; por ejemplo, las preguntas de reflexión serían un buen ejemplo para analizar un problema. Como ejemplo considere la pregunta de reflexión 1 del tema Paludismo (malaria) en el capítulo 16: “Con el fenómeno de variación antigénica que muestra P. falciparum, ¿es factible el desarrollo de una vacuna?”. Aquí lo primero sería listar términos que aparezcan en la parte de profilaxis, particularmente sobre vacunas, así como conceptos sobre la parte de estructura del parásito y, sobre todo, la parte de respuesta inmune a la infección por Plasmodium. Este caso ofrece una oportunidad para aumentar la creatividad al calcular las posibilidades de crear una vacuna; incluso retomar e integrar conocimientos de microbiología general.
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En cada tema es factible desarrollar más de un mapa mental, por ejemplo, sobre las características del parásito agente causal de una enfermedad, sobre el cuadro clínico, los métodos de diagnóstico, los diferentes tratamientos y demás.
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Los mapas mentales no son la única herramienta para evaluar el aprendizaje del alumno, sin embargo, son un medio para aumentar su creatividad, memorización, capacidad de análisis y síntesis, entre otras facultades. También se pueden aplicar herramientas como el examen oral o escrito, pedir a los alumnos que expongan diferentes temas, mesas de discusión, etc. De cualquier modo, las preguntas de preevaluación y las de reflexión son ejemplos de técnicas para ubicar al lector en los puntos más importantes del tema y preparar sobre ellos sus sesiones para estudiar.