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INTRODUCCIÓN

En la revisión de cualquier paciente, los antecedentes tienen una importancia fundamental; esto es cierto sobre todo en urología. Es necesario analizar aquí sólo los síntomas urológicos que el paciente considera adecuados para presentar ante el médico. No sólo es importante saber si la enfermedad es aguda o crónica sino también si es recurrente, porque los síntomas recurrentes pueden representar exacerbaciones agudas de enfermedades crónicas.

La obtención de los antecedentes es un arte que depende de la habilidad y los métodos empleados para recuperar la información. La exactitud de los antecedentes sólo refleja la habilidad del paciente para describir los síntomas. Esta información subjetiva es importante para establecer un diagnóstico adecuado.

MANIFESTACIONES SISTÉMICAS

Deben buscarse síntomas de fiebre y pérdida de peso. La presencia de fiebre relacionada con otros síntomas de infección de las vías urinarias puede ser útil para evaluar el sitio de la infección. La cistitis aguda simple es, en esencia, una enfermedad afebril. La pielonefritis aguda o la prostatitis suelen causar temperaturas elevadas (hasta 40°C [104°F]), a menudo acompañada de escalofríos violentos. Los lactantes y niños que padecen pielonefritis aguda pueden presentar temperaturas elevadas sin otros síntomas o signos localizados. Este escenario clínico, por tanto, requiere de manera invariable estudio bacteriológico de la orina.

Por otra parte, un antecedente de ataques de fiebre sin explicación que ocurre durante años puede representar pielonefritis asintomática. En ocasiones, el carcinoma renal causa fiebre que alcanza 39°C (102.2°F) o más. La ausencia de fiebre no descarta en absoluto la infección renal, porque la pielonefritis crónica, por regla, no causa fiebre.

Debe esperarse pérdida de peso en etapas avanzadas de cáncer, pero también puede observase en la insuficiencia renal, debido a la obstrucción o la infección concomitantes. En niños que tienen “retraso en el crecimiento” (peso bajo y estatura menor al promedio para su edad), debe sospecharse obstrucción crónica, infección de las vías urinarias o ambas.

Es posible observar malestar general con tumores, pielonefritis crónica o insuficiencia renal. La presencia de muchos de estos síntomas puede ser compatible con el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV; consúltese el capítulo 15).

DOLOR LOCAL Y REFERIDO

Dos tipos de dolor tienen sus orígenes en los órganos genitourinarios: local y referido. El último es muy común.

El dolor local se percibe en el órgano afectado, o cerca de él. Por tanto, el dolor de un riñón enfermo (T10 a 12, L1) se siente en la fosa lumbar y en el flanco de la región de la costilla 12, y debajo de ésta. El dolor de un testículo inflamado se siente en la propia gónada.

El dolor referido se origina en un órgano enfermo pero se siente a cierta distancia de ese órgano. El cólico uretral (figura 3.1) causado por ...

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