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La capacidad renal de manipular las vías urinarias sin la necesidad de una incisión quirúrgica abierta diferencia a la urología de otras disciplinas. Esta intervención puede requerirse para fines diagnósticos o terapéuticos (o ambos). Es clave el conocimiento de varias sondas, guías, endoprótesis, endoscopios e instrumental relacionados para ayudar a los médicos a completar sus tareas deseadas. La manipulación de las vías urinarias debe realizarse de manera gentil; no es necesario forzar los instrumentos. Una comprensión de la anatomía y la instrumentación alterna debe permitir que los médicos realicen su tarea con fineza. El paciente debe comprender el procedimiento propuesto y las posibles complicaciones. Por ejemplo, el intento de colocar una sonda ureteral retrógrada para drenar un riñón infectado puede conducir, al final de cuentas, a nefrostomía percutánea si el cirujano es incapaz de lograr el drenaje retrógrado. Es tan importante saber cuándo detenerse como cuándo empezar.
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Muchos procedimientos se realizan en hospitalización o en un consultorio de cistoscopia adecuado bajo anestesia local. Es más probable que un paciente que está cómodo, informado y que siente seguridad coopere y tolere el procedimiento. Un médico que está familiarizado con la instrumentación propuesta y que comprende sus limitaciones y opciones se gana la confianza del paciente.
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La manipulación de las vías urinarias puede producir una lesión significativa. Los procedimientos prolongados anticipados deben cubrirse con antibióticos apropiados, dirigidos por urocultivos y análisis de sensibilidades previos a la intervención. El uso generoso de un lubricante soluble en agua y la irrigación a presión baja disminuyen la probabilidad de infecciones iatrogénicas significativas. El posicionamiento del paciente es tan importante como la elección de la instrumentación adecuada. Los puntos de presión deben identificarse y acojinarse de manera adecuada, sobre todo cuando el paciente se coloca en la posición de litotomía dorsal. Además, las piernas deben asegurarse en sus estribos para evitar lesiones accidentales, como las que podrían resultar de un golpe en la pierna por parte del cirujano después de un reflejo obturador no esperado durante la cirugía endoeléctrica.
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El sondaje uretral es la manipulación retrógrada más frecuente realizada en las vías urinarias. Las sondas se colocan para drenar la vejiga durante los procedimientos quirúrgicos que requieren anestesia y después de éstos, para evaluar la diuresis en pacientes con enfermedad crítica, para recolectar muestras de orina confiables, para evaluación urodinámica, para estudios radiográficos (como cistografías) y para evaluar orina residual. Estas sondas pueden dejarse de manera permanente con un globo de autorretención, como se hace con la sonda de Foley. Un procedimiento de entrada y salida para drenar una vejiga no requiere un dispositivo de autorretención. La lubricación adecuada y la frecuencia suficiente para mantener la vejiga en volúmenes razonables son fundamentales y debe ponerse énfasis en que el paciente se realice un autosondaje intermitente; la esterilidad es secundaria. En contraste, cuando se deja una sonda permanente es importante usar una ...