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INTRODUCCIÓN

El tratamiento primario de tumores malignos genitourológicos se ha unido al uso de la radiación por más de 100 años. En 1895, Roentgen describió los rayos x; en 1899, se curó a un paciente con cáncer de piel mediante radiación, y 10 años después, esta técnica se usó para tratar cáncer de próstata (Pasteau y Degrais, 1914). La radioterapia se volvió una de las bases del tratamiento de cánceres vesicales y testiculares, y más adelante el cáncer de próstata a medida que se desarrollaba el uso de fuentes de supervoltaje. Aunque la quimioterapia y la cirugía agresiva han sustituido algunos de los usos de la radioterapia, la radiación sigue siendo importante en el tratamiento de carcinomas de pene, uretra, próstata y vejiga. En este capítulo se revisan los principios generales y las indicaciones para el uso de radiación como componente del tratamiento primario de cánceres urológicos. La función de la radiación como agente paliativo se ha documentado bien en otros lugares y se excluye de este capítulo.

PRINCIPIOS GENERALES DE RADIOTERAPIA

Mecanismos de citotoxicidad

Se considera que los efectos de la radiación en el tumor y los tejidos normales circundantes están mediados sobre todo por la inducción del rompimiento de dobles hélices no reparadas en el DNA. Las especies de electrones estimulados que se generan en presencia de oxígeno forman radicales peróxido, que fijan lesiones químicas y producen rompimiento de dobles hélices de DNA reparables y no reparables. La radiación que transfiere alta energía lineal (incluidos neutrones y partículas de carga pesada) está relacionada con daño menos reparable al DNA. En sentido clásico, la expresión de daño por radiación no se ve hasta que las células de destino entran en mitosis. Los tejidos normales diferenciados con menos actividad mitótica, como el corazón y la médula espinal, tienden a expresar los efectos de la radiación mucho después que las células de tejidos con actividad cinética, como las células epiteliales que recubren el recto, la vejiga o la uretra. Sin embargo, los tejidos normales diferenciados con baja actividad mitótica son más sensibles al uso de dosis elevadas por fracción o radioterapia de transferencia de alta energía lineal. En órganos donde las células funcionales del estroma son posmitóticas, como las musculares o las neuronas, el daño se expresa mediante la división lenta de células de soporte, como las endoteliales.

Además del mecanismo clásico ya descrito, se ha encontrado que la radiación induce la muerte celular programada (apoptosis). Las células del cáncer de próstata humano independiente de andrógenos activan un programa genético de muerte celular apoptósica como respuesta a la exposición a la radiación ionizante, de una manera dependiente de la dosis (Sklar, 1993). Los resultados en modelos animales sugieren que es mejor alcanzar la supresión máxima de andrógenos antes de empezar el tratamiento con radiación, aunque en humanos esto también podría depender de la secuencia y ...

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