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En la nefropatía crónica (CKD), la menor eliminación de ciertos solutos excretados sobre todo por el riñón produce su retención en los líquidos corporales. Los solutos son productos finales del metabolismo endógeno, además de sustancias exógenas (como fármacos). Los indicadores de insuficiencia que se miden con más frecuencia son nitrógeno ureico y creatinina sérica. La depuración renal de creatinina (de acuerdo con lo calculado a partir de una recolección de orina de 24 horas) suele emplearse como medida sustituta de filtración glomerular (GFR).
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La insuficiencia renal puede clasificarse como aguda o crónica, dependiendo de la rapidez del inicio y el curso posterior de la azoemia. Un análisis del desarrollo agudo o crónico de la insuficiencia renal es importante en la comprensión de las adaptaciones fisiológicas, los mecanismos de la enfermedad y el tratamiento final. En casos individuales, suele ser difícil determinar la duración de la insuficiencia renal. Pistas como antecedentes de hipertensión o datos radiológicos como riñones pequeños y encogidos tienden a indicar un proceso más crónico. La insuficiencia renal aguda puede progresar a crónica irreversible. Para conocer un análisis de la insuficiencia renal aguda, consúltese el capítulo 33.
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La National Kidney Foundation–Kidney Disease Outcomes Quality Initiative (K/DOQI) ha establecido una nueva clasificación. Jerarquiza la CKD en grados variables de GFR reducida, en presencia o ausencia de anormalidades renales estructurales o funcionales (disponible en el sitio Web de la NFK: http://www.kidney.org/professionals/KDOQI/guidelines_ckd/p4_class_g1.htm). Esto puede ser útil en estudios de la progresión de CKD, sobre todo en regímenes medicamentosos variables para reducir la velocidad de deterioro de la GFR.
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Hay cuantiosas calculadoras que permiten estimar la GFR de una persona (eGFR) con base en el valor de creatinina. Un ejemplo se encuentra en http://www.kidney.org/professionals/kdoqi/gfr_calculator.cfm, de la National Kidney Foundation. Aunque no son perfectos, estos cálculos ayudan a alertar a los pacientes con disfunción renal sutil en vista de los valores de creatinina dentro de los rangos de referencia normales.
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La incidencia de nefropatía terminal (ESRD) alcanzó 360 casos por millón en la población en 2006, después de un periodo de relativa estabilidad entre 2001 y 2005. Casi todo este incremento puede explicarse por el aumento en la incidencia de nefropatía diabética en el mismo lapso (figura 35.1). Según datos recopilados en Estados Unidos, los individuos más afectados son las personas de edad avanzada (más de 75 años de edad) y los de raza negra (3.6 veces más casos que en caucásicos; figura 35.2). Es difícil predecir la gravedad y la rapidez de desarrollo de la uremia. El uso de diálisis y trasplantes se está expandiendo con rapidez en todo el mundo. En 2007, más de 340 000 pacientes prevalentes de ESRD en dicho país eran tratados con hemodiálisis, y casi 26 000 lo eran con diálisis peritoneal. Hay casi 158 000 personas ...