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CONCEPTOS ESENCIALES
El embarazo puede exacerbar muchos trastornos digestivos crónicos; el objetivo fundamental de la valoración es controlar los síntomas y descartar la necesidad urgente de tratamiento quirúrgico y a la vez minimizar la exposición excesiva a pruebas y medicamentos.
El embarazo no incide en la evolución de la enfermedad intestinal inflamatoria (IBD, inflammatory bowel disease) y casi ningún medicamento para tratarla representa un riesgo durante el embarazo.
La apendicitis es la indicación más frecuente para el tratamiento quirúrgico durante el embarazo.
Las indicaciones para la cirugía urgente son las mismas en pacientes embarazadas que no embarazadas.
La frecuencia de la enfermedad relacionada con cálculos biliares aumenta durante el embarazo.
Cuando se realizan pruebas endoscópicas y radiológicas con fines diagnósticos debe hacerse lo posible por minimizar el riesgo para la madre y el feto.
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El tratamiento de las enfermedades digestivas durante el embarazo plantea múltiples dificultades. En primer lugar, son frecuentes en dicho proceso y muchos trastornos que predisponen a ellas se agravan con la gestación. En segundo lugar, las opciones diagnósticas suelen limitarse por la necesidad de minimizar las pruebas en aras de evitar la exposición tanto de la madre como del feto. Por último, el tratamiento de estas enfermedades es más complejo, dada la necesidad de tomar en cuenta los riesgos adicionales que conllevan fármacos, procedimientos endoscópicos e intervenciones quirúrgicas para la madre embarazada y el feto. Los datos disponibles sobre la seguridad y la eficacia de fármacos y procedimientos durante el embarazo suelen ser escasos o inadecuados; en pocos estudios comparativos se ha incorporado a mujeres embarazadas, y todavía menos fueron concebidos específicamente para estudiar las enfermedades digestivas en este grupo de pacientes. En el cuadro 7-1 se resumen las categorías de la U.S. Food and Drug Administration (FDA) para el uso de medicamentos durante el embarazo.
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