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La farmacocinética clínica constituye una ciencia de carácter multidisciplinario y de un gran interés sanitario, cuyo principal objetivo en la práctica asistencial es la individualización posológica u optimización de los tratamientos farmacológicos, a fin de alcanzar la máxima eficacia terapéutica con la mínima incidencia de efectos adversos. Los fármacos por lo general se utilizan partiendo de criterios preestablecidos y ayudándose de la estrategia de “acierto-error”. Ese enfoque empírico basado en la respuesta clínica o bioquímica en relación con la presencia del fármaco (como puede ser la mejoría de una infección o el control de la glucemia con insulina en un paciente diabético), no es posible de realizar en todos los casos, de modo que en ocasiones es necesario implementar métodos alternativos aplicados a la situación individual de cada paciente.
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Uno de tales métodos es la farmacocinética clínica que emergió como una nueva disciplina a finales del decenio de 1960-1969, misma que ofrece una importante proyección clínica para el farmacéutico de hospital con una sólida base científica. Según G. Levy, considerado su fundador, es: “una disciplina de las ciencias de la salud que se ocupa de la aplicación de la farmacocinética al control terapéutico individualizado”.
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Así, comprende el conjunto de acciones que abarca el uso de concentraciones plasmáticas de fármaco y/o metabolito, principios farmacocinéticos y farmacodinámicos, así como la situación clínica del paciente, a fin de optimizar la terapia medicamentosa en un paciente individual. Con base en esta descripción, cabe puntualizar que el primer objetivo de la farmacocinética clínica es la individualización de la dosis en el paciente, con el objetivo de obtener el mayor beneficio del tratamiento farmacoterapéutico instaurado. Para algunos pacientes, la individualización persigue, de manera fundamental, minimizar la probabilidad de toxicidad; sin embargo, para la mayoría de los pacientes, de lo que se trata es de incrementar la probabilidad de conseguir los efectos terapéuticos deseados.
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Con el objetivo general de mejorar la terapia en pacientes concretos mediante el uso de criterios farmacocinéticos, las funciones de la farmacocinética clínica son diversas. La primera de ellas es el diseño inicial de la posología en pacientes concretos y en función de diversos parámetros como información sobre el perfil cinético del fármaco, objetivo terapéutico perseguido, proceso patológico tratado y variables demográficas, fisiopatológicas y clínicas del paciente.
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El conocimiento de la farmacocinética en distintos tipos de pacientes es, pues, un requisito importante y, por ello, en esta función de la farmacocinética clínica adquiere cada vez mayor importancia la farmacocinética poblacional, que estudia la variabilidad intraindividual e interindividual de los parámetros farmacocinéticos básicos, así como la influencia sobre los mismos de diversas covariables fisiopatológicas o clínicas en poblaciones definidas de pacientes.
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La segunda función de la farmacocinética clínica corresponde al control o reajuste de la posología, cuando sea necesario, con el objetivo de individualizar la terapia, es decir, adaptarla a las necesidades de cada paciente. Para lograr esto, una opción es ...