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El objeto de la atención sanitaria, y en concreto de la hospitalaria, es atender procesos de enfermedad, al tiempo que ser un foco de generación de conocimiento y formación de profesionales para la mejora continua de los procesos de atención sanitaria.
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Los hospitales clásicamente han sido los núcleos de acumulación de recursos tecnológicos, materiales y humanos de los dispositivos sanitarios. En torno al área de hospitalización donde se encuentran ingresados los enfermos que precisan de una mayor atención se han ido incorporando el resto de los recursos diagnósticos y terapéuticos más novedosos y caros.
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En los últimos tiempos, debido al desarrollo de la tecnología y del conocimiento, los procesos diagnósticos y terapéuticos (esencia de la actividad médica) se han ido sofisticando, a la vez que se han hecho menos agresivos y más eficientes, pudiendo ofrecer resultados más efectivos que hace unas pocas décadas, en un tiempo y con una necesidad de cuidados mucho menor. Ello ha llevado a una marcada disminución del consumo del recurso cama de agudos frente a un aumento inusitado de la demanda de recursos ambulatorios, urgencias y áreas diagnósticas.
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Todo ello ha obligado a los gestores sanitarios a cambiar el chip de una gestión de rendimientos de recursos estructurales (camas, plantillas, instalaciones) a una gestión de los procesos completos de atención. El papel del profesional médico es primordial. Se trata del ingeniero del proceso que además toma decisiones a tiempo real frente a cada caso en lugar de decisiones sobre un prototipo. Decisiones que conllevan resultados de calidad final y de consumo de recursos o costes. Así pues, podemos afirmar que la gestión de los procesos clínicos es el factor clave de la gestión hospitalaria, el origen de toda la cascada de actuaciones hospitalarias, el factor determinante de la calidad final y del coste del proceso asistencial, es decir de la capacidad competitiva y del coste total del hospital.
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2. LA ACTIVIDAD MÉDICA EN EL HOSPITAL
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El elemento clave que distingue al hospital de las clínicas y sanatorios es la incorporación de la plantilla médica organizada en Servicios por especialidades.
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Este modelo surge a partir de dos tipos de instituciones hospitalarias: los hospitales universitarios y los hospitales públicos que ya contaban con un cuerpo médico de plantilla, aunque habitualmente su dedicación solo fuera a tiempo parcial, compartida con actividades sanitarias en otros entornos.
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Es importante recalcar que este modelo no es en sí mismo imprescindible para una buena prestación de servicios sanitarios sobre la base de una adecuada práctica clínica. De hecho hay suficientes ejemplos de hospitales en el mundo en que el cuerpo médico, o buena parte de él, no forma parte de la plantilla estable del hospital. En estos casos el hospital ofrece las instalaciones, la organización, el sistema de cuidados, los servicios de apoyo de todo tipo y aquellos facultativos ...