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El conocimiento completo de la anatomía del ojo, la órbita, los campos visuales, los nervios craneales superiores y las vías centrales que regulan los movimientos oculares es requisito para la interpretación adecuada de enfermedades con manifestaciones oftálmicas. Más aún, tales conocimientos anatómicos resultan fundamentales para la planeación y ejecución apropiadas de la cirugía oftálmica y orbitaria. La mayor parte de este acervo científico se basa en disecciones anatómicas realizadas post mortem o durante operaciones, pero mediante técnicas no cruentas (en particular, imágenes por resonancia magnética —IRM—, ecografía y tomografía de coherencia óptica —OCT—, por sus siglas en inglés) se obtiene cada vez más información adicional. Es claro que investigar la embriología del ojo es más difícil, por la relativa escasez de material humano adecuado; en consecuencia, aún se depende en gran parte de estudios en animales, con las dificultades intrínsecas de inferir paralelismos con respecto al desarrollo humano. A pesar de todo, se sabe mucho acerca de la embriología del ojo humano, lo cual, junto con la reciente expansión de la genética molecular, ha servido para lograr conocimientos mucho más profundos sobre las anomalías de desarrollo del aparato visual.
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Se representa de modo esquemático la cavidad orbitaria como una pirámide de cuatro paredes que convergen en la parte posterior. Las paredes mediales de las órbitas derecha e izquierda son paralelas entre sí y están separadas por la nariz. Las paredes lateral y medial de cada órbita forman un ángulo de 45°, de modo que las paredes laterales de las dos órbitas quedan en ángulo recto entre sí. Se compara a la órbita con la forma de una pera, en la que el nervio óptico representa su tallo. El diámetro de la circunferencia anterior es un poco menor que el de la región que está justo dentro del borde, que constituye un sólido margen protector.
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En el adulto, el volumen de la órbita es de más o menos 30 ml y el globo ocular ocupa alrededor de una quita parte de ese espacio. El resto lo ocupa la masa de grasa y músculo.
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El límite anterior de la cavidad orbitaria es el tabique de la órbita, que actúa como barrera entre los párpados y la órbita (véase Párpados, más adelante en este capítulo).
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Las órbitas están bordeadas por el seno frontal (por arriba), el seno maxilar (por debajo) y los senos etmoidal y esfenoidal (en su cara medial). El suelo de la órbita es muy delgado ...