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La córnea funciona como una barrera protectora y una “ventana” a través de la cual los rayos de luz pasan a la retina. Su transparencia se debe a su estructura uniforme, avascularidad y deturgescencia (véase capítulo 1).
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La deturgescencia o el estado de deshidratación relativa del tejido corneal se mantienen por la “bomba” de bicarbonato provista por el endotelio y la función de barrera del epitelio y endotelio. Este último es más importante que el primero en el mecanismo de deshidratación y el daño en el endotelio es más grave que al epitelio. La destrucción de las células endoteliales causa edema de la córnea y pérdida de transparencia, que es más posible que persista por el limitado potencial de recuperación de la función endotelial. El daño al epitelio sólo causa edema transitorio y localizado del estroma corneal que desaparece pronto con la regeneración rápida de las células epiteliales. La evaporación de agua de la película precorneal de lágrimas produce hipertonicidad de ésta. Este fenómeno, junto con la evaporación directa, extrae agua del estroma corneal superficial para mantener el estado de deshidratación.
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La penetración de fármacos en la córnea intacta es bifásica. Las sustancias liposolubles pueden pasar a través del epitelio intacto y las hidrosolubles lo hacen a través del estroma. Por tanto, para pasar a través de la córnea, los fármacos deben ser solubles en lípidos y agua.
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RESISTENCIA CORNEAL A LA INFECCIÓN
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El epitelio es una barrera eficiente a la entrada de microorganismos en la córnea. Si está defectuoso, el estroma avascular y la capa de Bowman se hacen susceptibles a la infección por diversos microorganismos, incluyendo bacterias, Acanthamoeba y hongos. Streptococcus pneumoniae (el neumococo) es un patógeno bacterial verdadero de la córnea; otros patógenos requieren gran inoculación, compromiso de la función de barrera o deficiencia inmunológica relativa para producir infección.
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Moraxella liquefaciens, que afecta sobre todo a alcohólicos (como resultado de la depleción de piridoxina), es un ejemplo clásico del oportunismo bacteriano. En años recientes se ha identificado gran cantidad de oportunistas corneales. Entre ellos están Serratia marcescens, Mycobacterium fortuitum-chelonei complex, estreptococos viridans, Staphylococcus epidermidis y varios microorganismos coliformes y Proteus, junto con virus, Acanthamoeba y hongos.
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Los corticosteroides locales o sistémicos modifican la reacción inmunológica del huésped en varias formas y pueden permitir a los microorganismos oportunistas invadir y progresar.
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FISIOLOGÍA DE LOS SÍNTOMAS
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Ya que la córnea tiene muchas fibras nerviosas para percibir el dolor, la mayoría de lesiones superficiales y profundas causa dolor y fotofobia. El dolor de la enfermedad epitelial empeora con el movimiento de los párpados (en especial del superior) sobre la córnea y usualmente persiste hasta que ocurre la curación. Puesto que la córnea sirve como la “ventana” del ojo y refracta los rayos luminosos, las lesiones en este órgano por lo general ...