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INTRODUCCIÓN

El examen ocular provee información muy valiosa para el diagnóstico y vigilancia de la enfermedad sistémica. En ningún otro lado del cuerpo se observa directamente el sistema microcirculatorio, se investiga con tal precisión o se examina el tejido nervioso con tanta facilidad; asimismo, en ningún otro lugar se aprecian los resultados devastadores de tan diminutas lesiones focales. Muchas enfermedades sistémicas afectan los ojos; en este sentido, la terapia demanda cierto conocimiento de la naturaleza vascular, reológica y naturaleza inmunológica de estas enfermedades.

ENFERMEDAD VASCULAR

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA NORMALES

La irrigación sanguínea a los ojos proviene de las arterias oftálmicas, que constituyen la primera rama de la carótida interna (véase capítulo 1). Las primeras ramas de la arteria oftálmica son: la central de la retina y la ciliar posterior larga. A la retina la irrigan la central de la retina y los vasos coroideos que proveen la circulación contrastante anatómica y fisiológica. Las arterias de la retina corresponden a las arteriolas de la circulación sistémica; funcionan como arterias terminales y aportan pequeños capilares (7 μm) a un lecho sanguíneo con uniones endoteliales estrechas. Dependiente de este arreglo anatómico se encuentra el mantenimiento de la barrera sangre-retina, con sistema autorregulable, sin fibras nerviosas autónomas; sin embargo, la mayoría de la sangre dentro del ojo se encuentra en la circulación coroidea, que se caracteriza por flujo elevado, regulación autónoma, así como arreglo anatómico con colaterales y capilares grandes (30 μm), todo lo cual tiene fenestraciones en yuxtaposición con la membrana de Bruch. Se facilita el examen de los vasos retinianos debido al uso de luz sin rojos y angiografía con fluoresceína, mientras que con el verde de indocianina se obtiene más información acerca de los vasos coriodales.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Hemorragias

Las fuentes de hemorragia visibles en el fondo del ojo pueden ser las arterias, capilares o venas; de acuerdo con lo anterior, sus configuraciones dependen del sitio y gravedad de la disrupción de la integridad vascular (figura 15-1). Por lo general, indican alguna anormalidad del sistema vascular de la retina o coroides, puede causarlas cualquier trastorno que altere la eficiencia de la barrera endotelial. Debe considerarse la contribución de factores sistémicos en relación a: 1) enfermedad de la pared de los vasos sanguíneos (p. ej., hipertensión, diabetes); 2) alteraciones sanguíneas (p. ej., trombocitopenia, anemia, leucemia), y 3) reducción en la perfusión (fístula arteria carótida-seno cavernoso, anemia aguda).

Figura 15-1.

A: hemorragia prerretinal grande debida a tensión intensa. B: hemorragias retinianas en forma de flama en la capa de fibras nerviosas que emanan del disco óptico. Tres días antes de la fotografía el paciente experimentó pérdida repentina de la visión, que lo dejó sólo con percepción de la luz.

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