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Centenarios

Disfruto platicar con la gente muy vieja. Ellos han ido antes que nosotros en un camino por el cual, nosotros, también puede que viajemos, y pienso que debemos aprender de ellos cómo caminar.

SÓCRATES, EN LA REPÚBLICA DE PLATÓN

El fenómeno del envejecimiento no es un asunto estático; cada vez habrá más viejos. Ya no es inusual conocer a personas de 100 años o más: lo que antes era una curiosidad excepcional ahora se hará más cotidiano. Se calcula que hay alrededor de 200 000 centenarios en el mundo.

Primero el incremento de la población mundial, luego el envejecimiento demográfico y ahora el aumento de los viejos muy viejos representan una nueva lección acerca de la vida, la biología, el envejecimiento y quizás muchos otros asuntos que deberán reformularse. Con anterioridad, el segmento de población que aumentaba con más rapidez era el de las personas de 80 y más años; ahora se presencia quizás el crecimiento acelerado de los centenarios que antes ni siquiera figuraban en las pirámides poblacionales. Los países con más centenarios son China, Japón, India y Estados Unidos. Hace algunos años, la reina Isabel de Inglaterra decidió enviar tarjetas de felicitación a las personas que cumplieran 100 años: primero envió 225 en 1955 y en el último año recibieron tarjetas más de 5 000 personas.

Cuando inició el trabajo clínico de los autores en el decenio de 1980, en la lista diaria de pacientes figuraban individuos de 60 a 70 años, algunos de 80 años y, de manera excepcional, alguno mayor de 90. Hoy en día hay pocos de 70, muchos de 80 y 90 años y casi siempre uno o más centenarios, en tanto que los de 60 ya no se consideran estrictamente pacientes geriátricos, excepto si existe un envejecimiento patológico. Esto es, se ha observado el envejecimiento de los viejos y cada vez está más cerca la máxima esperanza de vida (124 años). Al parecer, la geriatría debe aprender de modo gradual de la longevidad extrema y desarrollar en su gran diversidad un apartado más para estos pacientes que son fuertes y también vulnerables y que exigen una visión médica específica. La señora Jeanne Calmet casi la alcanzó cuando al morir en 1997 contaba con 122 años 164 días, que es la edad más avanzada documentada. Esta es la esperanza de vida estimada para los seres humanos, que se define como la edad máxima obtenida por el ser vivo de la especie más viejo. La responsabilidad de madame Calmet era tremenda, ya que por cada día de su vida extendía la esperanza de vida de los seres humanos.

Al desarrollarse la geriatría, la mortalidad de los viejos en las décadas de 1980 y 1990 ha disminuido y permitido a más personas llegar a los 100 años. Además, los sujetos extremadamente viejos parecen estar en buenas condiciones y responden mejor a ...

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