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Desde luego, no se exponen aquí las entidades reales de los pacientes; se trata de casos tanto de la actividad asistencial como de la práctica privada y también constituyen casos aportados por varios médicos, por lo que las descripciones y los estilos de “abordaje” son diversos. En cada caso se agrega una reflexión y en algunos otros se incluye el punto de vista de un médico distinto del narrador, en cuyo caso el profesional está identificado.
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Este hombre de 85 años de edad, viudo desde hace varios años, un intelectual respetadísimo en su profesión, se mantenía activo escribiendo y pronunciando conferencias después de su jubilación. Su familia, muy apegada, lo refiere como paciente a geriatría para que asuma su vejez y lo percibe como un hombre que hace demasiadas cosas, fuma en exceso y gusta de las mujeres, en las que invierte esfuerzo y dinero, lo que se considera una actitud desfasada, en especial para sus hijas.
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Diabético e hipertenso de varios años de evolución; es un gran fumador y como consecuencia sufre enfermedad broncopulmonar obstructiva y enfermedad vascular periférica secundaria; ya fue objeto de un puente aortofemoral por problemas obstructivos arteriales en las piernas; también ha padecido un sangrado por enfermedad diverticular y una hospitalización con apoyo ventilatorio por neumonía. En todos los episodios salió adelante en buenas condiciones y, desde luego, totalmente funcional. Ha acudido a varios especialistas. Se queja de insomnio, desgano, anhedonia, ansiedad y molestia en las piernas al caminar. No está dispuesto a dejar de fumar.
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Es activo, pícaro, interesado socialmente y maneja los medicamentos prescritos a su gusto, lo que en parte le evitó algo de polifarmacia; es dependiente de las benzodiazepinas. Cuando lo conozco y converso ampliamente con él, resulta evidente un proceso depresivo que lo ha aislado y abatido; entre los factores participantes figuran las benzodiazepinas, los bloqueadores β, el miedo a ser dependiente, los conflictos con su familia que lo desaprueba y ver a sus hijas mayores que dependen en gran medida de él. También es reconocible un componente de hipotensión por exceso de medicación antihipertensora, lo que aumenta la fatiga y desgano y que genera una respuesta sistólica de compensación que lo asusta notablemente. Se efectuó la corrección del tratamiento farmacológico con la adición de un antidepresor, con lo cual mejoró y se mantuvo en buenas condiciones por al menos tres años. Encontró a un grupo médico que lo apoyaba y no confrontaba sus decisiones respetando su autonomía. Acude a rehabilitación para aliviar los problemas de las piernas que tienen componentes vasculares arteriales, neuropatía diabética, problemas vertebrales degenerativos y desacondicionamiento funcional. Es visto varias veces por semana y ello lo obliga a salir de casa y socializar; así es posible también depurar y vigilar la respuesta a la medicación, su progreso físico y además proporcionar apoyo psicológico.
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La mejoría fue notable y ...