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La tendencia es a dar poca atención y mucha medicina.
LIBOW
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El paciente envejecido se caracteriza por su vulnerabilidad; el diagnóstico global es complejo y más aún el tratamiento propuesto. Cualquier maniobra terapéutica debe idearse con detenimiento por la posibilidad de causar problemas y no soluciones. Cualquier fármaco puede ocasionar un efecto adverso; cuando se administra en un organismo envejecido, la posibilidad aumenta en grado significativo y de manera paradójica son los más viejos los que utilizan más fármacos: alrededor de 80% consume al menos una sustancia, hasta la mitad toma medicaciones no prescritas y de herbolaria, y casi 40% de las recetas está dirigido a pacientes geriátricos. En la tercera parte de los casos, la prescripción puede calificarse como inadecuada con un gran potencial de causar daño. También son comunes los errores en el cumplimiento del tratamiento. Se calcula que al menos 9 a 30% de estos errores deriva en urgencias y hospitalizaciones.
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Además, son dos a tres veces más susceptibles a las reacciones adversas en comparación con los adultos más jóvenes. La mayor parte de las reacciones adversas en el anciano es una extensión de los efectos esperados de los fármacos, no tanto de las reacciones de tipo idiosincrásico. El análisis que a continuación se presenta intenta explicar la patogenia de este problema, los efectos del envejecimiento sobre la farmacocinética y la farmacodinamia de los medicamentos, así como la manera más adecuada de evitar los efectos adversos de los fármacos en el paciente envejecido. Las sustancias más utilizadas son las de acción cardiovascular, analgésicos y psicotrópicos. Lo anterior hace de la prescripción farmacológica en pacientes de edad avanzada un asunto peligroso. A toda costa hay que evitar la prescripción sintomática, la consulta de innumerables especialistas y sustancias mal estudiadas.
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Es preciso considerar la naturaleza frágil y vulnerable de los pacientes ancianos, los cambios en los mecanismos homeostáticos y la composición corporal que el envejecimiento conlleva, además de la forma en que estos cambios pueden alterar, en ocasiones de manera dramática, la respuesta a los fármacos prescritos, ya sea por los cambios en la manera en que el agente actúa en el cuerpo (farmacocinética), ya sea por los cambios en la manera en que el cuerpo responde a la acción del fármaco (farmacodinamia) en la vejez. Estas reflexiones son la base del cuidado extremo que ha de tener el terapeuta al indicar un fármaco en el anciano, y la justificación del verdadero desarrollo de la “farmacogeriatría”. El envejecimiento tiene como resultado cambios significativos en la fisiología que afectan de manera profunda la acción de los medicamentos. Asimismo, se experimentan cambios en la composición corporal, se alteran el funcionamiento renal y el hepático, se modifica la distribución de los flujos de sangre, y se afectan los receptores y aun los mecanismos de señalización intracelular.
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Farmacocinética y envejecimiento
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La farmacocinética describe la biodisponibilidad ...