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Pocas cosas en medicina resultan tan confusas como la confusión.
KANE
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Representa una urgencia médica que exige identificar y tratar la causa subyacente, no siempre originada en el sistema nervioso; algunas veces la causa es cualquier problema que afecte la homeostasis fisiológica.
Casi siempre es multifactorial, con varios aspectos contribuyentes y predisponentes.
Es una manifestación inespecífica de enfermedad, más común en los pacientes envejecidos, sobre todo en los individuos frágiles y más aún en pacientes con demencia.
Se considera transitorio y reversible, tiene un curso fluctuante y puede manifestarse con hiperactividad o hipoactividad.
La característica fundamental es una alteración de la atención; a ella se agregan otras manifestaciones, como alteraciones del pensamiento y alucinaciones.
El delirium tiene un efecto negativo en el desenlace, al prolongar la hospitalización, propiciar comorbilidades y afectar de forma notoria la funcionalidad.
El delirium es diferente de deliro o de las ideas delirantes que acompañan a ciertos problemas psiquiátricos; tampoco es equivalente a la demencia.
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Cuando un paciente se encuentra confuso, lo que genera entre el personal de salud es justamente confusión: aún no se percibe el delirium como un conjunto sindromático, en el cual el diagnóstico y el tratamiento correctos pueden hacer una diferencia significativa en la salud y la funcionalidad. También suscita confusión su naturaleza fisiopatológica. El delirium constituye una manifestación inespecífica pero importante de enfermedad y fragilidad; refleja la vulnerabilidad que caracteriza al paciente envejecido con una baja reserva fisiológica; es el aviso de una enfermedad aguda y atípica en la edad avanzada.
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Asimismo, es el prototipo de problema que requiere las habilidades de un geriatra especializado con conocimientos en áreas como la funcionalidad, la cognición, el apoyo a la familia, la capacidad de valoración y el tratamiento multidimensional. Estas capacidades son necesarias para controlar un trastorno que, en apariencia, sólo es una alteración neurológica, aunque apenas 10% de los afectados tiene un problema neurológico. Esto puede llevar a solicitar estudios innecesarios o, por el contrario, a no reconocer problemas no neurológicos que no se tratarán oportunamente, como la neumonía. Es muy común que los pacientes envejecidos atendidos en instalaciones no geriátricas se diagnostiquen equivocadamente con isquemia cerebral transitoria, cuando en realidad la afectación es el delirium, en especial si los sujetos están abatidos.
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Cualquier problema puede ser causa de delirium y las más de las veces se trata de asuntos de salud comunes o de un conjunto de factores contribuyentes, como deshidratación, ambientes adversos, interacción de fármacos, restricciones por sondas, etc. Una anomalía menor puede ocasionar el delirium si el paciente es muy vulnerable.
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La hospitalización constituye uno de los factores de mayor riesgo para desarrollar confusión (hasta 60% y aun 80% si se presenta de manera incidental); asimismo, el paciente acude con frecuencia al hospital a causa del delirium (hasta 24%) y es más común en las unidades ...