Skip to Main Content

Introducción

El aparato digestivo es uno de los sistemas que mejor se conserva con el proceso del envejecimiento, aunque los pacientes de edad avanzada se quejan con frecuencia de dispepsia y pérdida del apetito. Muchos de ellos refieren incapacidad para comer ciertos alimentos, sensación de plenitud posprandial con una escasa ingestión, imposibilidad para disfrutar la comida como antes o malestar abdominal vago. Estas manifestaciones no siempre tienen una explicación satisfactoria; en todo caso, es preciso abstenerse juiciosamente de prescribir fármacos para mitigar los síntomas o recomendar dietas estrictas.

En la consulta de geriatría, la pérdida del apetito es una preocupación constante de familiares y pacientes; infortunadamente, esto implica muchas veces una búsqueda (a menudo con malos resultados) de algún tratamiento o elíxir que incrementen el consumo de nutrientes. Múltiples tratamientos se han probado en los ancianos con tal motivo, desde los remedios caseros, hierbas medicinales, uso de vitaminas, estimulantes del apetito, complementos alimenticios y atención de diferentes especialidades hasta la colocación de una sonda para alimentación. Sin embargo, estas medidas soslayan que la disminución de la ingestión de alimentos no siempre se debe a una enfermedad y que es más frecuente conforme se incrementa la edad.

Uno de los adelantos más recientes en la población geriátrica es la descripción y comprensión de la anorexia fisiológica del envejecimiento, la cual desempeña una importante función en la pérdida de peso y predispone a los ancianos vulnerables al desarrollo de caquexia. Se describió en 1988, aunque ya se había reconocido desde los tiempos del Imperio Romano.

La anorexia se define como la pérdida del apetito o del deseo de comer. El primer paso consiste en diferenciar la anorexia fisiológica de la anorexia o desnutrición patológicas. Esta última es secundaria a diversas enfermedades, como cáncer, insuficiencia cardiaca, nefropatía, problemas gastrointestinales, depresión, demencia, consumo de fármacos, pobreza, aislamiento, etc. La anorexia fisiológica se define como la reducción de la ingestión de alimentos relacionada con cambios propios del envejecimiento y quizás disminución de las necesidades.

El envejecimiento se vincula con una menor regulación homeostática de muchas funciones fisiológicas, incluida la regulación del consumo de energía (alimentos). Por ejemplo, en estudios comparativos con ancianos sanos se comprobó que experimentan menos apetito y saciedad más temprana y consumen menos alimentos y con mayor lentitud que los adultos jóvenes después de una comida habitual. Esto se explica en parte porque el gasto energético es menor en el envejecimiento y, por lo tanto, requiere menos alimentos. De cualquier forma, en muchos ancianos es menor la ingestión de alimentos en relación con el gasto energético, lo que supone una pérdida de peso más fácil. De igual manera, los ancianos no recuperan el peso perdido como los jóvenes después de un periodo de desnutrición aguda, como una operación mayor o una enfermedad aguda; en consecuencia, tardan más tiempo en recobrar su peso habitual y la cantidad de alimentos ingeridos antes del ...

Pop-up div Successfully Displayed

This div only appears when the trigger link is hovered over. Otherwise it is hidden from view.