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Introducción

La tuberculosis (TB) es una enfermedad que ha afectado al mundo entero por miles de años; es la enfermedad infecciosa que más muertes ha provocado en la historia de la humanidad. Desde su descripción en 1882, Robert Koch anunció que había tenido éxito en la identificación y cultivo del agente causal de la tuberculosis, una bacteria con forma de bastón que él denominó bacilo tuberculoso. Luego de la Segunda Guerra Mundial y debido al descubrimiento de fármacos antituberculosos (gentamicina), los casos han disminuido. A poco mas de 100 años del descubrimiento del bacilo tuberculoso, y a pesar de que se cuenta con el arsenal adecuado para la eliminación, no se ha podido erradicar o controlar este padecimiento. La enfermedad ha experimentado un aumento preocupante de su incidencia, de tal suerte que en la actualidad la tuberculosis es una de las enfermedades infecciosas con mayor prevalencia en el mundo y es la causante de la muerte de tres millones de personas por año y más de 100 millones de personas durante la última centuria.

La población anciana constituye hoy día un gran reservorio de la enfermedad, sobre todo en pacientes institucionalizados en los que existe un riesgo elevado de transmisión bacilar. Las manifestaciones atípicas de la enfermedad en este grupo de población y el mayor riesgo de presentar toxicidad por los fármacos empleados para su control son algunos de los problemas que aparecen ligados a la infección en el paciente anciano.

Epidemiología

Se calcula que Mycobacterium tuberculosis infecta a aproximadamente 2 000 millones de personas en el mundo, lo que significa casi un tercio de la población mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que se infecta una persona cada segundo, y que en la siguiente década la cifra ascenderá a 3 000 millones de infectados, de los cuales 90 millones desarrollarán la enfermedad y 30 millones morirán a causa de la tuberculosis. Hasta 95% de los casos de tuberculosis ocurre en países en vía de desarrollo, ya que las naciones desarrolladas han establecido medidas eficientes para controlar la infección, como el tratamiento administrado bajo observación, esfuerzos más eficaces para suprimir la epidemia de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, y medidas de control en poblaciones de alto riesgo. Afortunadamente, el sistema inmunológico puede contener la infección de forma adecuada, de manera que sólo 1 a 10% de los infectados desarrolla la expresión clínica de la infección. Lo que ocurre en los ancianos es en particular interesante, ya que las tasas de mortalidad debidas a tuberculosis son muy elevadas en este grupo; en mayores de 65 años, representa 60% de todas las muertes atribuibles a tuberculosis, una proporción 10 veces más alta que la observada en adultos menores de esta edad.

En la población geriátrica, la incidencia de tuberculosis activa es mucho mayor que en la población de adultos jóvenes a pesar de que ...

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