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El estudio de la conciencia nos coloca en una encrucijada donde coinciden la filosofía, la neurofisiología y la psicología. No obstante, su análisis es indispensable en el manejo de los problemas derivados del envejecimiento y los trastornos que ahí se presentan. Una manera de entender cómo se afectan las funciones de la conciencia es conocer cómo se generan y estructuran en la infancia.En este escrito nos vamos a referir a la conciencia como función mental, sin ignorar la conciencia como estado de alerta y como sentido de la existencia.
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En su cuadro Exploración de las fuentes del río Orinoco, Remedios Varo describe la escena de una mujer que navega en un bote surrealista, una especie de sillón de cuero color naranja, abrochado en la proa y con una popa levantada hasta la cabeza de la mujer, tocada con un sombrero café; el timón es una cuerda amarrada a la hélice que ella tiene en una mano, en la otra sostiene un hilo que lleva unas alas que le sirven de vela y de timón al mismo tiempo. Unos troncos de árbol huecos que sobresalen del agua, la mujer se detiene frente a uno de ellos y observa una copa encima de una pequeña mesa de donde mana el agua que da origen al caudaloso río. El río, en sus inicios, no es sino una copa de agua que se derrama. En sus inicios, la conciencia es esta copa, y sus escurrimientos, al confluir, dan lugar al flujo de conciencia; pero, como en el cuadro de Varo, el sujeto flota en el río sin darse cuenta que éste es su conciencia.
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El término sensorio alude al conjunto de funciones sensitivas y a la integración de las diversas formas de sensibilidad. Es el gran organizador de las percepciones, y las evidencias claras de su funcionamiento se sitúan en los primeros meses de vida. En un principio se integran con ayuda de la estimulación materna y en torno a funciones tales como la nutrición, el contacto visual, la eliminación de excretas, etc. El origen del sensorio implica la maduración del sistema nervioso central, en especial la sustancia reticular, y la estimulación de la madre que permite el establecimiento de los estados del sueño. Cuando los ciclos vigilia-sueño empiezan a tener la periodicidad de los ritmos circadianos se duerme más de noche que de día. En la vigilia se facilita la función de alertamiento que permite al sensorio captar y empezar a discriminar algunos estímulos significativos como el pecho materno, la sonrisa, vocalización, el ser tomado en brazos y mecido, etcétera. El niño empieza a responder a algunos estímulos y su incipiente motricidad le permite ir en busca de otros: fija la mirada en la de la madre, devuelve la sonrisa, toca el seno. Con ello se agrega la función de sincronización, es decir, hacer coincidir el tiempo del estímulo ...