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Introducción

[…] manipular la vida y rechazar las fronteras de la muerte se convierte en un fin deseable. Siguiendo este camino, aplastándolo casi todo a su paso, el ser humano transgredió los límites de lo prohibido, es decir, el respeto a la naturaleza.

JL BAUDOUIN, D BLONDEAU

La muerte es una constante en la naturaleza, todo se transforma y perece tarde o temprano; negar esta realidad es una batalla perdida que genera una gran dosis de sufrimiento. El costo es demasiado alto. Los seres humanos somos presa del propio éxito que hoy nos aplasta y amenaza, al creer falsamente que la tecnología puede solucionarlo todo. La muerte se presenta aún como un fracaso de la ciencia. En ello se ha perdido el sentido mismo de las personas y las cosas, lo cual ha provocado aislamiento y segregación; nunca ha sido más cierto que el envejecimiento y la muerte son condiciones intolerables para la sociedad. No se debe culpar ni a la tecnología ni a los médicos, como sucede habitualmente; en realidad, no son más que instrumentos sociales y, por ello, un reflejo más o menos fiel de la sociedad en la que se insertan y los condiciona a ciertas actitudes; la responsabilidad se remonta a los valores, que la cultura y la sociología de la muerte han cambiado profundamente con una actitud de profundo rechazo a esta inmutable realidad. El enfermo terminal y el anciano constituyen un malestar que se contrapone a una fantasía egocéntrica de control del universo; se intenta expulsar a la muerte del mundo de los vivos. El ser humano no puede vivir ni morir solo, requiere de otros, los que muy probablemente le darán la espalda cuando su estado sea un malestar social y lo harán disfrazando la realidad de tecnología o de comedia (medicalizada, institucionalizada, prohibida); empero, procurarán no acercarse mucho porque la muerte del otro es la muerte de uno mismo y del lazo que los unía y fortificaba; la muerte causa angustia y enfrenta una realidad social que se acepta con poca reflexión; el hombre prefiere no reconocerse a sí mismo en el otro o a través del otro cuando está muriendo. Estos valores y realidades se contraponen, lo que origina un conflicto, de la persona contra la muerte, del médico contra la muerte, y de la familia y la sociedad contra la muerte; por añadidura, todos los actores entran en crisis. Este conflicto doloroso ha llevado por fortuna a detenerse y replantear las actitudes relacionadas con lo finito y lo moribundo; es necesario reclamar otra vez el derecho a la buena muerte, a la aceptada y con compañía, reconocer el hecho como un proceso digno de vivirse y empezar a cuestionar las preferencias hacia la extensión dolorosa de la agonía y el apego terrenal; más aún, la muerte ha tomado un lugar glamoroso en la sociedad, incluido el peligro que esto implica. Hoy los libros de ...

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